miércoles, 30 de junio de 2010

Fantasmas en Estados Unidos

Vicky Pelaez denunció el 13 de Mayo como Estados Unidos usaba supuestas noticias de terrorismo para fines políticos y económicos poco claros. Hoy podría ella ser un ejemplo de esos fantasmas creados por el Premio Nobel de la Guerra. Ha sido acusada de "espía rusa" como si todavía estuvieramos en la guerra fría. Ofrecemos aquí el artículo de Vicky Pelaez para que ustedes mismos juzguen ¿es delito de opinión? ¿que hubiera dicho el gobierno USA si la hubieran apresado en Venezuela o Cuba?


La sombra del terrorismo blanco se extiende

Vicky Peláez
Cubadebate


Nuestros enemigos son innovadores e ingeniosos, pero nosotros también. No cesan nunca en pensar como dañar a nuestro país y al pueblo. Nosotros tampoco’ (George W. Bush, 2004)

Los que han vivido en América Latina en épocas de crisis económica, la causa principal del descontento popular, se acuerdan siempre de los extraños atentados terroristas o de súbitos mini conflictos en la frontera con el país vecino . Todas estas acciones planificadas y ejecutadas por los servicios especiales, servían para asustar al pueblo y desviar la atención popular. El ex presidente del Perú, Alberto Fujmori era un campeón en este tipo de terrorismo, llamado “terrorismo blanco”. Lo hizo desde que fue candidato. Para evitar una polémica con Mario Vargas Llosa pidió a su aliado Alan García causar un apagón en Lima, atribuido por supuesto, al terrorismo.

Lo peligroso de este tipo de terrorismo, es que a primera vista se rodea de un misterio y carece de reales responsables, lo que le hace entrar en el ámbito de la teoría de la conspiración. En esta época de la globalización, al parecer esto se ha extendido sobre todo el mundo. Por ejemplo, aquí en EE.UU. donde se vive una severa recesión económica, con un desempleo real cerca de 18 por ciento, el encarecimiento de la canasta popular, el tambaleo permanente de la bolsa de valores debido a la los fraudes financieros, se producen unos extraños intentos de atentados que causan terror a los habitantes, los mismos que se olvidan del hambre y la desocupación.

Primero, fue el caso del estudiante nigeriano Umar Farouk Abdul Mutallab que supuestamente trató de activar 80 gramos de explosivo PETN escondido en su calzoncillo, durante el vuelo de Ámsterdam a Detroit, en Navidad. Lo curioso del “terrorista del calzoncillo bomba”, es que durante el vuelo dormía mientras escuchaba música, éste fue despertado por su vecino de asiento Jay Howard quien le advirtió que le estaba saliendo humo de sus partes pudendas. Según testigos, el mismo “terrorista” quedó sorprendido. Su supuesta “bomba” que, de acuerdo al especialista en contrainsurgencia, Gordon Duff, no hubiera podido ni dañar ni su asiento, fue presentada por los medios como una amenaza constante del terrorismo contra EE.UU. lo que exigía la implantación de vigilancia más severa y en especial en los aeropuertos.
Inmediatamente, las acciones de las corporaciones de seguridad subieron en la bolsa de valores y el gobierno declaró nuevas medidas de control y vigilancia. Nadie prestó atención, sin embargo, que algún alto ejecutivo de seguridad en Ámsterdam hizo entrar a Umar en el avión, sin pasaporte y sin revisión.

Ahora en Nueva York se produjo otro extraño intento, felizmente frustrado, de un atentado terrorista usando un coche bomba con una bomba casera en pleno corazón de Manhattan. Su autor, Faisal Shahzad, paquistaní nacionalizado norteamericano, fue detenido en 48 horas e inmediatamente vinculado por la Casa Blanca, sin ninguna prueba, al grupo terrorista talibán paquistaní Tehrik-i-Talibán, que supuestamente protege al invisible Osama bin-Laden. Un excelente pretexto para más guerra en Paquistán y más vigilancia en EE.UU.
El millonario alcalde Michael Blumberg ya declaró que las 3,000 cámaras de vigilancia ya instaladas no son suficientes y se necesitan otras miles más. Como no hay dinero, propuso eliminar 6,400 puestos de maestros. La seguridad es más importante que la educación. ¡Vaya tiempos que vivimos!

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/05/12/la-sombra-del-terrorismo-blanco-se-extiende/

domingo, 27 de junio de 2010

LUIS VITALE HABLA SOBRE MARIÁTEGUI

Creemos que el único homenaje posible a Luis Vitale es seguirlo leyendo. No es sólo un homenaje, es mantenerlo vivo, vigente. Los amigos de Acción Directa nos dicen: "El Maestro muere, de muerte definitiva, si olvidamos sus pensamientos, esos tan creativos, tan sugestivos, que nos impulsan a estudiar nuestra formación social, sin calco ni copia, sino creación perpetua". En nuestro caso, peruanos residentes en Chile, queremos recordar la visita que hiciera a nuestro país para el Simposio Internacional "Amauta y su época". Por eso publicamos la ponencia que hiciera en ese momento. Agradecemos a los amigos de Lima el tipeo en tiempo record.

VIGENCIA Y
LIMITACIONES DE MARIATEGUI
ACERCA DE LOS PUEBLOS
ORIGINARIOS

Luis Vitale

La columna vertebral de las reflexiones de Mariateguí en los diez últimos años de su vida fue la Cuestión Nacional o, mejor dicho, en palabras de Tito Flores Galindo: “ese doble eje conformado por el marxismo y la nación hace que la vida de Mariátegui sea a la vez una página en la historia peruana y una página en la historia del socialismo (...) Precisamente, a partir de su peculiar articulación entre marxismo y nación, Mariátegui acabó elaborando una manera específica - peruana, indoamericana, andina- de pensar a Marx y, como siempre, precisamente por ser más peruano se convirtió en universal”.

Sin decirlo con todas sus letras, Mariátegui planteó un problema epistemológico revolucionario para su época, aún vigente para quienes queremos transformar de raíz el actual sistema capitalista más neoconservador que liberal: ¿AMERICA LATINA DESDE MARX O MARX DESDE AMERICA LATINA?. Es sabido cuál era el punto desde donde miraban los marxistas eurocéntricos latinoamericanos de aquel tiempo, a quienes aludió el amauta: “ni calco ni copia”.

La Cuestión Nacional incluía, para Mariátegui, no sólo la lucha nacional-antiimperialista sino también la problemática indígena, innovación que sacudía la ortodoxia de quienes seguían apegados al plan inicial de Marx. Si bien es cierto que éste no alcanzó a sistematizar una teoría, apuntó algunos criterios sobre la cuestión nacional en la época ascendente de la burguesía, en el momento en que ya se habían formado varios Estados- naciones de Europa. De América Latina, Asia y Africa no hay una sola palabra en el Manifiesto Comunista y otros escritos posteriores sobre la cuestión nacional, porque se estimaba que ésta sería resuelta cuando triunfara la revolución socialista en los países altamente industrializados. Inclusive, en Europa acertaron en los caso de la autodeterminación de los pueblos polacos e irlandés, pero en otros de Europa Oriental no, por ser “pueblos sin historia”, al decir de Hegel. También se equivocaron sobre la cuestión nacional latinoamericana al referirse a la Independencia, y en particular a Bolívar y a la invasión francesa de México, encabezada por Maximiliano. Lenin significó un salto cualitativo con sus tesis sobre la autodeterminación de los pueblos, pero no hizo ninguna referencia a nuestra América, preocupado por “las cuestiones de Oriente”, discutidas en el II Congreso de la Internacional Comunista (1922).

José Martí, sin ser marxista, comprendió mejor que cualquier marxista el alcance de la cuestión nacional, dándose cuenta de que ésta no se limitaba a la opresión imperialista. Junto a su compañera guatemalteca, recorrió las comunidades, herederas del esplendor maya, haciendo apreciaciones tan originales que puede ser considerado como el precursor de la Cuestión Nacional para América Latina. Queda también por investigarse la influencia que pudieron ejercer sobre Mariátegui los pensadores de la naciente y vigorosa corriente nacional- antiimperialista, encabezada por el colombiano José María Vargas Vila en su obra antiyanqui Ante los Bárbaros, publicada en 1912, y sus reiterados llamados a la Unidad Latinoamericana, en oposición a la Unión Panamericana. Asimismo, sería extraño que Mariátegui, bien informado, no conociera los escritos de Manuel Ugarte, en ruptura con el PS argentino de Justo, con su libro de 1910: El Porvenir de la América Española (o de América Latina), iniciando en 1911 una prolongada gira por nuestra América. En 1927, dirigió un Manifiesto a la Juventud: “América Latina para los latinoamericanos”, escritos compilados más tarde en La Nación Latinoamericana, Ed.Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1978.

A los trabajos de investigación de los compañeros peruanos sobre el contexto nacional y continental, quisiera sumarme con estudios que he condensado en mi tomo V de la Historia General de América Latina (1890-1930), donde además de los pensadores y de las agresiones yanquis, analizo la estructura social y económica, especialmente en la evolución del movimiento obrero, de las capas medias y las luchas del campesinado y movimientos indígenas de los tiempos de la praxis de Mariátegui. El amauta debe haber tomado renovadas fuerzas con el ciclo revolucionario de 1910 a 1930, expresado en las luchas indígenas del Ecuador, orientadas por Quintín Lame en 1925, que coincidió con el movimiento Juliano anti-oligárquico de ese país; en la “columna Prestes” de Brasil. En Colombia, los combates del PSR, dirigido por María Cano, las huelgas triunfantes de petroleros y ferroviarios (1926-27) y, sobre todo, la huelga bananera de 1928, rememorada por García Marquez en “Cien años de Soledad”. Tampoco pudo pasar inadvertido para Mariátegui, la huelga general venezolana (1928) contra la prolongada dictadura de Juan Vicente Gómez, y particularmente la gesta de Sandino.

La heterodoxia del amauta le permitió hacer, en el tema que tratamos, un comienzo de ruptura con la concepción eurocéntrica de la política socialista y de la historia unilineal, signada por la idea positivista de “progreso”. Desde ese prisma, un día dijo algo muy fecundo: “La unanimidad es siempre infecunda”(Temas de Nuestra América, Lima, 1900, p. 19. La palabra “nuestra” pudo haberla tomado de Martí, quien fue el primero en emplearla para diferenciarla de Estados Unidos de Norteamérica y reafirmar la identidad latinoamericana). Si el Mariátegui heterodoxo escuchara hoy a sus apologistas acríticos, diría parafraseando a Marx: yo no soy mariateguista.

Partiendo del reconocimiento histórico y del papel de los pueblos originarios contemporáneos, Mariátegui pudo plantear de manera inédita una sociedad alternativa al capitalismo, acorde con las especificidades latinoamericanas, no previstas por los teóricos del marxismo, el Socialismo Indoamericano: “El socialismo aunque haya nacido en Europa, como el capitalismo, no es específico ni particularmente europeo (...) Indoamérica, en este orden mundial, puede y debe tener individualidad y estilo”. De ahí sus afanes por buscar las raíces socialistas en el “Comunismo” de las ancestrales comunidades indígenas y su novedoso planteo del Mito como fuerza social de la historia, aunque cayera en una idealización del imperio incaico, que claramente se basaba en un Estado con manifiestas desigualdades sociales y regido por una casta burocrática militar y sacerdotal. Lo importante, para Mariátegui, era que el incario se fue constituyendo para el pueblo oprimido en un mito social después de la invasión española, levantado con las mejores fuerzas de la historia por la rebelión de Túpac Amaru, que curiosamente no es analizado a fondo por el Amauta.

Mariátegui pudo también replantear un nuevo tipo de socialismo, basado en las especificidades de la revolución latinoamericana, porque supo analizar su país dependiente y básicamente agrario, en el que los indígenas y campesinos se constituían, junto al proletariado, en fuerza motriz de la revolución; o en la terminología sociológica actual en “nuevos sujetos sociales”, al decir de Flores Galindo.

Su herejía intelectual lo condujo a incorporar a su filosofía de la historia algunos conceptos de ideólogos tan dispares como Bergson, Nietzche y Sorel, sobre quien se dijo que Mariátegui lo leyó recién en su viaje por Europa. Las dudas que teníamos fueron despejadas por Guillermo Rouillón y Alberto Flores Galindo, que han demostrado lo contrario. Mariátegui incorporó de Sorel algunos de sus aportes, como su dimensión del mito social, la crítica de la idea del progreso, pero más que eso la fuerza antisistema del sindicalismo revolucionario, sin reservas de ser acusado de anarquista. Los ortodoxos, especialmente los de la Internacional stalinista de la década de 1930, pretendieron calificar o encasillar de soreliano a Mariátegui o de haber hecho una amalgama de las ideas de Marx con las de Sorel, aparentando ignorar que èste fue en la década de 1910 un precursor, junto a Rosa Luxemburgo, de la crítica sin concesiones a la burocracia sindical y al reformismo de la socialdemocracia parlamentarista; cuestionador de la concepción verticalista de partido y, fundamentalmente, motor del sindicalismo revolucionario, tomando distancia del acratismo puro o del anarquismo abstracto. En tal sentido, somos de la opinión que Sorel llevó hasta las últimas consecuencias planteos de Marx, que nunca se atrevieron a llevar “jusq’au bout” los marxistas connotados de su época. Está aún por investigarse si Sorel, en ciertos puntos claves, fue más marxista que mucho de los epígonos. Y, precisamente, por haber enriquecido el materialismo histórico con los aportes de Sorel y otros pensadores iconoclastas, Mariátegui fue el marxista más preclaro y hereje de América Latina.

Sin embargo, este proceso de creatividad ininterrumpida de Mariátegui, tronchado drásticamente a
los 36 años, tenía algunas limitaciones que nos permitimos plantear ante esta selecta audiencia de peruanos, más imformados que yo del pensamiento del Amauta.

El interés por las ideas de Mariátegui se reactualizó con la frustración que surgió a raíz de la crisis de eso que se llamó socialismo y de eso que en la mayoría del espectro de izquierda era palabra casi santa. El Centenario del natalicio de Mariátegui coincidió con el momento culminante de la crisis, acicateando la necesidad de búsqueda de una nueva alternativa. Hasta ciertos europeos de izquierda -casi siempre indiferentes y negadores de los pensadores que no sean de su continente- se preocuparon de comentar a Mariátegui y de temas, tan alejados de su realidad antropocéntrica y etnocéntrica, como la de los Pueblos Originarios de nuestra América. De un largo período de ocultamiento se pasó a la apología, al aplauso acrítico. Algunos comunistas argentinos llegaron a decir en abril de 1994 que “así como nos quitaron a Gramsci también nos
quitaron a Mariátegui”, sin autocriticarse de que su
antiguo líder, V. Codovilla, fue el artífice del entierro
intelectual.


LIMITACIONES DE MARIATEGUI EN LA CUESTION
INDIGENA

Ponemos a discución de los compañeros,
especialmente peruanos, algunas de las limitaciones de
Mariátegui sobre este tema que facilitará por lo menos
dos cosas: una, tratar de comprender en su real
dimensión a uno de los más relevantes pensadores del
siglo XX, no sólo latinoamericano sino del mundo; dos,
contribuir a la formulación de un programa estratégico de
los Pueblos Originarios de la contemporaneidad.


Respecto del primer punto, es hora de abordarlo
porque después de haber sido sepultado por décadas el
pensamiento de Mariátegui, su resurrección ha promovido
una tendencia a la idealización. Y en rigor, él como
cualquier pensador, está limitado y condicionado por su
época y, en definitiva habla por la boca de su tiempo. Uno
de los condicionamientos temporales de Mariátegui fue
haber vivido en la fase de inicio de la codificación del
marxismo. Gramsci fue uno de los pocos que se atrevió a
romper el cerco ideológico por su rebeldía a toda
imposición que fije límites geográficos al pensamiento.


Reduccionismo de Clase y Concepto de Vanguardia


Mariátegui no pudo -y era casi imposible en el
contexto teórico de la izquierda- escapar al
reduccionismo de clase y al concepto de “vanguardia”, es
decir introducir desde afuera, por vía de la intelectualidad
del Partido, la conciencia o ideas revolucionarias al
proletariado y otros sectores oprimidos; concepción que
Lenin heredó de Kautsky. En tal sentido, Mariátegui es
más ortodoxo de los que se cree y apegado a las
resoluciones de los 4 primeros Congresos de la
Internacional Comunista: categorías políticas que están a
la base de sus limitacionres cuando aborda el tema en
Pueblos Originarios.


Su reduccionismo de clase traspasa sus escritos,
sobre todo en su réplica a Luis Alberto Sánchez: “La
reivindicación que sostenemos es la del trabajo. Es la de
las clases trabajadoras, sin distinción de costa ni de
sierra, de indio ni de cholo”. No obstante acota: “Si en el
debate -esto es en una teoría- diferenciamos el problema
del indio es porque en la práctica también se
diferencian” Anticipándose a los analistas de la relación
etnia-clase, señaló: “El factor de clase se complica con el
factor raza en forma que una política revolucionaria no
puede dejar de tener en cuenta. El indio quechua ve su
opresor en el ‘misti’, en el blanco”.

La relación etnia-clase se iba profundizando a
medida que los indígenas, en número apreciable, se
vieron forzados a proletarizarse o hacerse pequeños
comerciantes y propietarios de parcelas. Aunque
Mariátegui sostenía que el proceso revolucionario debía
ser hegemonizado por el proletariado, al igual que los
marxistas de su tiempo, barruntaba que “la solución del
indio tiene que tener una solución social. Sus realizadores
deben ser los propios indios”. Mientras más aumentaba
el número de obreros de orígen quechua, más se
vehiculizaba la relación étnia-clase: “En el Perú las

masas -la clase trabajadora- son en sus cuatro quintas
partes indígenas. Nuestro socialismo no sería, pues,
peruano -ni siquiera socialismo- si no se solidarizase,
primeramente, con las reivindicaciones indígenas”

Autodeterminación y Nacionalidad


Anótese que, a pesar de esta originalidad para su
época, Mariátegui hablaba de que en el socilaismo debía
solidarizarse con las reivindicaciones indígenas, sin decir
explícitamente que los pueblos originarios podían
autónomamente, sin delegar en el partido, autogestionar
su proceso de socialismo. Por eso, en su programa falta
un objetivo estratégico para las comunidades indígenas,
salvo el problema de la tierra, el respeto a su lengua y
cultura sino básicamente el reconocimiento de que son un
-o varios- pueblo-nación, una nacionalidad con derecho a
la autodeterminación: un pueblo-nación, como el
quechua, aymara o mapuche que cohabita en varios de los Estados-”naciones”: Perú y Bolivia (quechuas), Chile,
Argentina, Bolivia (aymaras), Chile y Argentina
(mapuches). Esto no podía ser visualizado por
Mariátegui, pero no podemos seguir omitiendo sus
omisiones, para bien de los Pueblos Originarios y, sobre
todo, para rescatar algunos de los restos de esa izquierda
“ortojoda” que todavía trata de imponer su terrorismo
ideológico a quienes se atrevan a poner en un pie de
igualdad (aunque quizá no con tanta fuerza) al
proletariado con los pueblos originarios, campesinos,
otros asalariados de capas medias, movimientos de
mujeres, ecologistas, pobladores de las zonas urbano-
periféricas pobres, estudiantes, juventud en general,
cristianos por la liberación, jubilados, tercera edad,
homosexuales, lesbianas y otros movimientos sociales.


Mariátegui no alcanzó a explicitar que los pueblos
originarios deben ser autónomos para darse su propia
política y su tipo comunitario de sociedad heredada del
pasado y anterior a la colonialización española y,
obviamente, anterior al Estado y la sociedad peruana.
Porque, en rigor, los pueblos originarios no son peruanos
ni bolivianos, ni chilenos, ni mexicanos, ni etc., cuestión
que tampoco dice Mariátegui; es decir, concretamente los
quechuas no son peruanos, son pre-existentes al Estado

peruano. Detrás de esta omisión de Mariátegui estaba su
concepción no sólo del Estado-nación sino su deseo de
formular un proyecto político-nacional, liderado por el
proletariado (representado por el Partido único), que
como es sabido nunca respetó la autonomía indígena, con
excepción de los sandinistas, luego de su autocrítica de
1982 respecto de los errores cometidos al principio con
los miskitos.


La Cuestión de la Identidad


Al no reconocer claramente que los quechuas y
otros pueblos originarios son una nacionalidad o un

pueblo-nación dentro del Estado peruano, Mariátegui, se
pierde en buscar la identidad peruana, llegando a decir
que la conquista española “frustró la única peruanidad
que ha existido”.

Error: los quechuas no expresaban obviamente
“peruanidad” antes de la conquista ibérica ni ahora,
aunque hayan tenido que sacar documentos de identidad.
De todos modos, Mariátegui lamenta que los quechuas
sean mantenido al margen: “los elementos de la
nacionalidad en elaboración no han podido aún fundirse
o soldarse. La densa capa indígena se mantiene casi
totalmente extraña al proceso de formación de esa
peruanidad que suelen exaltar o inflar nuestros sedicentes
nacionalistas”.

Mariátegui no alcanzó a plantear con claridad el
derecho a la autodeterminación de los pueblos originarios
porque no supo apreciar que los quechuas constituían
desde hacía siglos una nacionalidad, quizá por la presión
ideológica de quienes temían a un supuesto separatismo
de los pueblos originarios. Con este confuso
“substratum” ideológico era imposible que abordara con
claridad el problema de la identidad.


Ante todo, hay que constatar, sin reservas, que los
pueblos originarios, en su mayoría, tienen una identidad
que no han alcanzado los peruanos ni otros habitantes
latinamericanos no indígenas, sean mestizos o blancos. Ni
siquiera los negros y mulatos tienen el grado de identidad
de los pueblos originarios.


Mariátegui se da cuenta de las dificultades para
lograr la identidad y unidad nacional: “En el Perú, el
problema de la unidad es mucho más hondo, porque no
hay aquí que resolver una pluralidad de tradiciones
locales o regionales sino una dualidad de razas, de
lenguas y de sentimientos, nacida de la invasión española
y conquista del Perú autóctono por una raza extranjera
que no ha conseguido fusionarse con la raza indígena, ni
eliminarla ni absorberla”. No obstante, Mariátegui
seguía insistiendo en varios de sus escritos en la
necesidad de la unidad nacional con los quechuas y de
conformar con ellos la identidad peruana: “El indio es en
cimiento de nuestra nacionalidad en formación”.

La conformación de nuestra identidad de mestizos
o blancos latinoamericanos es un proceso en desarrollo
permanente. No tiene sentido que busquemos en el pasado
indígena una identidad que nunca tuvimos, aunque es
posible encontrar ciertas raíces.La identidad se va
haciendo en la continuidad histórica, en la pertenencia a
una región, a los modismo linguísticos, a la vida
cotidiana, a la cultura, a la pertenencia a una clase
social. Se comenzó a forjar con la revolución por la
Independencia y con el rechazo a las agresiones europeas
y norteamericanas. En la lucha antiimperialista y
anticapitalista se va creando la identidad, como asimismo
se reafirma en los movimientos contestatarios a la
dependencia cultural. En todo caso, no hay una sola
identidad. Vamos forjando una identidad latinoamericana
y de nación, que al mismo tiempo coexiste con la
identidad indígena, negra y de la clase y género, de
territorio, ya sea de provincia, región comuna o ciudad,
identidades que nunca son cerradas o acabadas en este
proceso con avances y retrocesos.


Tierra y Territorio


Mariátegui no hace la diferenciación entre tierra y
territorio, al igual que la izquierda latinoamericana hasta
el día de hoy, pues sigue insistiendo en que el problema
indígena se soluciona con la entrega de tierras o la
recuperación de parte de las que les pertenecieron antes
de la invasión hispano-lusitana.


La categoría de territorio para los Pueblos
Originarios es clave para comprender que vá más allá de

la reivindicación de la tierra para los pueblos originarios.
El territorio es, en términos actuales, el Ambiente, es
decir, la íntima relación entre sociedad global humana y
la naturaleza; territorio es el hábitat del pueblo nación
originario, que sigue luchando por reconquistarlo; es la
zona donde se hace la vida cotidiana, comunicándose en
una misma lengua; Es donde se trabaja y produce
colectivamente, integrándose armónicamente a la
naturaleza, sin deteriorarla irreversiblemente.


La tierra para los campesinos, mestizos o blancos,
significa la propiedad individual. En cambio, para los
pueblos originarios es posesión (no propiedad) colectiva;
territorio es el espacio físico del pueblo-nación originario
y contiene, asimismo, identidad y cultura, que es no sólo
actividad intelectual sino también canto, baile, comida
específica, juegos, deportes y formas de sexualidad. En tal
sentido, la cosmovisión de los pueblos originarios puede
contribuir a superar el dualismo entre sociedad y
naturaleza, el criterio dicotómico de los ideólogos de la
llamada “civilización occidental”, como si los seres
humanos estuvieran fuera del Ambiente, no del “medio
ambiente”, término popularizado por los ecologistas, ya
que si el Ambiente es la totalidad de naturaleza y
sociedad, no puede ser “medio”. En todo caso, sólo puede
hablarse de “medio geográfico” o “medio natural”. Ya lo
había dicho ¡cuando no! Marx en una de sus tantas
genialidades: “No hay que dividir la historia en historia
de la naturaleza e historia de la humanidad: mientras
existan hombres, la historia de la naturaleza y la historia
de la humanidad se condicionan recíprocamente (...) Mi
relación con el ambiente es mi conciencia”. Y agregaba:
“La sociedad es, pues, la plena unidad esencial del
hombre con la naturaleza, la verdadera resurrección, el
naturalismo realizado del hombre y el realizado
humanismo de la naturaleza”. Demás está decir que los
sabelotodo marxólogos europeos no le prestaron atención,
porque la ecología podría “desviar” el eje de la lucha de
clases. Hacemos esta digresión porque, como dijimos en
pág. 4, queremos no sólo discutir Mariátegui sino aportar
a los Pueblos Originarios.


Estado-nación


Mariátegui no alcanzó a desentrañar la
ideologización que había detrás del concepto Estado-
nación. No digo que haya hablado de Estado-nación, sino
que a la base de su argumentación no tenía otra
concepción del Estado que la manejada por la izquierda
de su época. Mariátegui intentó una ruptura con el
eurocentrismo, pero no alcanzó a romper con la
concepción eurocéntrica del Estado.


En aquella época no se hizo la distinción necesaria
entre Estado-“nación” y nacionalidades. Ahora, hemos
profundizado en la diferenciación, ya que es obvio que
dentro de un Estado pueden existir varias nacionalidades
oprimidas, como es el caso del Estado español, donde
habitan nacionalidades como la vasca, catalana, gallega,
andaluza, que tienen su propia identidad, lengua y
costumbres ancestrales; algo similar sucede con los
corsos del Estado francés, los serbios, bosnios y
musulmanes de la ex-Yugoeslavia y de otros países de
Europa Oriental, especialmente en la ex-URSS con los
chechenos, ucranianos y demás nacionalidades,
problemas insolutos por el denominado “socialismo
real”. Ni que hablar de los conflictos armados de la etnia
tamil en Ceylán, de los kurdos en Irán y , sobre todo, de
las guerras étnicas en el corazón de Africa.


No por azar, los ideólogos de la clase dominante
acuñaron el término de Estado-nación, que permitió
sojuzgar a las nacionalidades pre-existentes con la
formación del Estado, mal llamado nación, como ocurrió
con los sicilianos y otras nacionalidades en el momento de
la denominada “unificación” de Italia a mediados del
siglo XIX. El concepto de Estado-nación surgió en la
Europa moderna, en consonancia con un modo de
producción específico con fuerte base industrial, agrícola

y un mercado interno en expansión, donde la cuestión
agraria estuvo estrechamente ligada con la cuestión
nacional. Según Pierre Vilar, hasta principios del siglo
XIX había confusión entre Estado, como forma política, y
nacionalismo, como ideología política.

Por lo demás, el Estado-nación -generado con las
armas en la mano y magnificado por la mayoría de la
izquierda, sobre todo en el poder- no es un valor supremo
o principio absoluto, como pensaba Hegel, sino un
producto histórico, que así como apareció, también se
extinguirá cuando no existan las clases. Hasta el
momento, ninguna sociedad en transición al socialismo ha
tomado medidas para el desaparecimiento gradual del
Estado, salvo apreciaciones teóricas planteadas por
Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotsky y Che Guevara con sus
consideraciones sobre la teoría del valor, la
consolidación de la conciencia socialista y la mujer y el
hombre nuevo.


Al adherir acríticamente a la categoría de Estado-
nación, Mariátegui estuvo limitado ideológicamente para
reconocer a los quechuas como pueblo-nación dentro del
Estado peruano. De todos modos, estaba fuera de esta
posibilidad, en la época de Mariátegui, que algún teórico
pudiera vislumbrar un Estado multinacional, multiétnico o
pluriétnico o de pluralidad de nacionalidades, como lo
han conquistado los sandinistas y en fecha más reciente
los movimientos sociales de Colombia. Concepto que aún
no agitan los zapatistas, a pesar de que tienen clara su
identidad: no utilizan la categoría de pueblo-nación, pero
se comportan como tales. Cabría preguntarse si es una
nueva jugarreta de desinformación del subcomandante
Marcos para no provocar un mecanismo de reacción en el
pueblo mexicano ante un eventual separatismo de los
chiapanecos.

Si bien es cierto que no vislumbró todos los
matices de la Cuestión nacional, Mariátegui fue el
primer marxista latinoamericano en incorporar la
problemática aunque pusiera el acento en la cuestión
agraria. Y terminaba con una frase para la historia: “La
comunidad indígena conserva aún una vitalidad suficiente
como para convertirse gradualmente en la célula del
Estado socialista moderno (...) La doctrina socialista
puede dar un sentido moderno, constructivo, a la causa
indígena”.

A la luz de los fracasos del llamado “socialismo”
entrecomillas, real sin comillas, habría que reflexionar si
la futura sociedad alternativa al neoconservadurismo
liberal, debería integrar a nuestro proyecto
latinoamericanista mucho de los aportes de Mariátegui y
de los nuevos Movimientos Sociales. No se trata de hacer
una amalgama de las contribuciones de Mariátegui -que
va más allá de lo indígena- con las de los movimientos
sociales, sino de integrarlos a una teoría del cambio
social revolucionario, lo que nos mueve a formular una
reflexión clave: si hoy resulta insuficiente la concepción
revolucionaria creada hace un siglo y medio (en 1998 se
cumple el 150 aniversario del Manifiesto Comunista)
¿corresponde plantear la “refundación” de la teoría de la
transformación radical de la actual sociedad capitalista,
incorporando los aportes de Mariàtegui, el Che Guevara
y de los nuevos y antiguos movimientos sociales para dar
cuenta de la especifidad del Socialismo Indoamericano?


Si Mariátegui se atrevió a enriquecer el marxismo
con los aportes de Sorel y de la praxis indígena, nosotros
también debemos atrvernos a incorporar al materialismo
histórico -no como agregado o complemento sino
formando parte “de”- al feminismo anti-patriarcal-
antisistema, el ecologismo subversivo, los cristianos por el
socialismo, el sindicalismo clasista, los trabajadores de la
contracultura y las ideas estratégicas de los pueblos
originarios hacia el Estado multiétnico o de
plurinacionalidad.


Hoy más que nunca está vigente aquella frase de
Mariátegui pronunciada en 1925: “Y de la crisis de este
escepticismo y de este nihilismo nace la ruda, la fuerte, la
penentoria necesidad de una fe y un mito que mueva a los
hombres a vivir peligrosamente”.(...) “En la nueva
generación arde el deseo de superar la filosofía escéptica.
Se elaboran en el caos contemporáneo los materiales de
una nueva mística”.

ES LA DEUDA QUE TENEMOS
PENDIENTE CON EL AMAUTA

sábado, 26 de junio de 2010

RESUMEN SEMANAL 26 de Junio

Defensa de la Universidad Católica
La Universidad Católica del Perú siempre se caracterizó por su apertura de criterios. En ella junto a cursos cristianos que le dan el nombre a la Universidad hay profesores y cursos ligados al marxismo. Son muchos los revolucionarios que, como Javier Heraud, han salido de sus aulas. Por eso la iglesia y particularmente el Opus Dei, representado por el Cardenal Cipriani (el que dijo alguna vez que “los derechos humanos son una cojudez”) quiere intervenirla
Frente a esto un grupo de intelectuales se han pronunciado en defensa de la Universidad. Entre ellos están Ricardo Blume, fundador del Teatro de la PUCP; Carlos Bustamante, investigador del Instituto Howar Hughes; el escritor Mario Vargas Llosa y Alain Touraine, premio Príncipe de Asturias 2010, respaldaron a las autoridades de la Universidad Católica a raíz de la sentencia del Tribunal Constitucional a favor del Arzobispado de Lima.
En la resolución del TC se le da la razón a la institución católica al rescatar la voluntad expresada por José de la Riva Agüero en su testamento de 1938, donde estipula que los bienes legados a la Universidad Católica se administrarán perpetuamente por una junta que integrarán el rector de dicha casa de estudios y el designado por el arzobispo de Lima
Por esta razón, más de 300 intelectuales de 190 instituciones de 32 países expresaron su preocupación, ya que los miembros del arzobispado son “personas cuyas nociones de libertad académica difieren profundamente de los valores pluralistas y democráticos de dicha universidad”.

En defensa de San Marcos
Un grupo de alumnos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos anunció que mañana, viernes, marchará desde la facultad de Derecho y Ciencias Políticas hacia el Congreso de la República. El motivo es expresarse en contra de una posible intervención del Gobierno en dicha casa de estudios, tal como anunció el presidente de la República, Alan García.
Miguel Ángel Loloy, residente universitario, negó que los estudiantes que viven en la universidad tengan relación con Sendero Luminoso, por lo que la movilización servirá para hacer el deslinde respectivo.
“Como residentes estamos en contra de cualquier organización política radical. Si hay senderistas o no (dentro de la universidad) nos es desconocido, porque nosotros nos dedicamos más a estudiar”, dijo en entrevista a la radioemisora RPP.

Derrame de petroleo en el río Marañon
Un derrame de petróleo en el río Marañon preocupa a los pobladores de la región Loreto. Según las primeras informaciones, al menos 300 barriles de crudo cayeron el último sábado 21 al torrente en el sector de Saramuro, distrito de Parinari.
Robert Falcón, jefe de la oficina de Defensa Nacional de Loreto, informó que el combustible era transportado en la barcaza ‘Sanam III’, que prestaba servicios a la empresa Pluspetrol. Una avería en uno de los tanques de la embarcación habría provocado el vertido de crudo.
Funcionarios de dicha compañía dijeron esta mañana en RPP que han puesto en marcha un plan de contingencia y monitoreo, pues la fuga ya fue contenida y que darían más información de las mismas en las próximas 48 horas.

Oliver Stone quiere vivir en el Perú, pero sin Alan
Con un tradicional chullo fue a la presentación de su última pelicula y dijo que quería vivir en el Perú o en Bolivia pòrque le gustaban los Andes.
“Al sur de la frontera” es una pelicula centrada en la figura del mandatario venezolano y en las opiniones que despierta entre líderes políticos de otros seis países. Stone aseguró asimismo que es “ridículo” que llamen “dictador” a Chávez y que esa especie de insinuaciones son “un insulto para el pueblo venezolano”. Recordó en más de una ocasión que Chávez ha sido elegido “en las urnas una y otra vez”, también incluye testimonios de los presidentes de Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador, Paraguay y Cuba, acerca de la situación de Sudamérica.
“La situación que vive el continente es única. Están todos unidos. Nunca ha habido un momento así, en el que sólo hay dos tipos malos en la región: Alan García en Perú y Álvaro Uribe, y ahora Juan Manuel Santos en Colombia”, señaló el director, quien criticó los “esfuerzos desestabilizadores” de Estados Unidos.

Sigue la campaña: Argentina debe ganar (el Nobel)
Nuestro pronostico es que en las semifinales estarán cuatro países sudamericanos: Uruguay (que ya está), Brasil, Argentina y Paraguay.
Argentina puede ganar el mundial.
Pero más importante es que gane el Premio Nobel de la Paz. Y ese es el juego de las Abuelas de la Plaza de Mayo
Sólo la justicia lograra cerrar las heridas del conflicto que desde hace décadas produce enfrentamientos, en algunos casos muy graves, entre los argentinos. Buscar la identidad de los hijos de personas desaparecidas es indudablemente meritorio por su intención reparadora, por la sensibilidad del acto y, en definitiva, por el pleno ejercicio de justicia que ello lleva implícito. Merece todo nuestro apoyo
Si quieres apoyar el pedido de Premio Nobel de la Paz a las Abuelas de la Paz pon tu firma en http://www.abuelasdelapaz.com.ar/firma
O mandanos un correo a plazadearmascl@gmail.com con el texto “Me adhiero al pedido de las Abuelas de la Plaza de Mayo”

domingo, 20 de junio de 2010

¿Cuál es el interés de China en América Latina?

Virginia de la Siega

International Viewpoint

Hace 30 años que la República Popular China (RPC) se está transformando en una potencia mundial. Es la tercera economía del mundo después de Estados Unidos y Japón, y está dejando atrás a Alemania como la primera potencia exportadora mundial. Tampoco se puede decir ya que la mayor parte de las exportaciones de China sean productos de bajo valor agregado y tecnología atrasada: China es el mayor productor mundial de turbinas de viento y paneles solares, y el año pasado duplicó sus ventas de autos llegando a más de un millón de vehículos por mes, superando a los Estados Unidos. Si a eso le agregamos que su presupuesto de defensa es el tercero del mundo, y su población (1.300 millones de personas) es la mayor a nivel mundial, se hace evidente que la RPC no tiene suficiente petróleo, gas natural, aluminio, cobre o hierro para satisfacer sus necesidades energéticas y manufactureras, y que necesita socios comerciales para sostener su crecimiento.

China es una pieza clave de la escena política mundial. Además del rol estratégico que juega en la geopolítica de Asia y de su estatus como nación con poderío nuclear, es miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, de la Organización Mundial de Comercio, del Grupo de 77 Naciones en Vías de Desarrollo, y del Grupo de Cooperación Económica de Asia del Pacífico. La influencia de China se extiende también a América Latina, como lo demuestran su participación en el Banco Interamericano de Desarrollo, su estatus de observador en la Organización de los Estados Americanos y la existencia de una misión de paz china en Haití.

Cada vez se hace más evidente que China ya dio sus primeros pasos como una potencia imperialista emergente. En todo el mundo en desarrollo, específicamente en África, América Latina y el sudeste asiático, su presencia diplomática y su influencia económica (el “soft power”) se fortalecen día a día a través del financiamiento de obras de infraestructura y proyectos para la extracción de recursos naturales, la ayuda en la ejecución de proyectos para el desarrollo y la participación de empresas estatales chinas en joint ventures en varios países de economías emergentes. Si bien China es todavía una fuente menor de ayuda a nivel mundial en términos globales de subvenciones para el desarrollo, cuando se incluyen sus préstamos y concesiones comerciales, la asistencia técnica y las inversiones en las que el Estado chino juega un rol directo o subsidiario, la RPC se transforma en una fuente importantísima de ayuda económica. [1]

El rol que China juega en África recibe mucha atención. El que juega en América Latina no debería pasar desapercibido. El comercio bilateral entre la RPC y América Latina se expandió significativamente desde noviembre de 2004, cuando el Presidente chino Hu Jintao prometió invertir $100.000 millones en la región.

De acuerdo con el Ministerio de Comercio de China, las inversiones chinas subieron de $200 millones por año en 1975 a $70,20 mil millones por año en 2006 y llegarán a $100.000 millones por año en 2010. [2] Aunque comercialmente las cantidades de China son mucho menores que las de los Estados Unidos ($560.000 millones) o la CE ($250.000 millones), la tendencia es significativa. Un síntoma de la importancia que la RPC le da a la región es la publicación, por primera vez, de un estudio sobre América Latina el 5 de noviembre de 2008. Las relaciones comerciales y de inversiones se complementan con otros contactos que incluyen intercambio de delegaciones de funcionarios políticos, culturales, comerciales y militares de alto nivel, y la participación de China en las instituciones latinoamericanas ya mencionadas.
La doble estrategia de China en América Latina

La RPC tiene dos estrategias para América Latina. La primera es económica: asegurarse el acceso a las materias primas que necesita para su crecimiento económico y abrir nuevos mercados para sus productos manufacturados. La segunda estrategia es diplomática: ser reconocida por aquellos países que todavía consideran al Gobierno de Taiwan como el verdadero gobierno chino.

Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, México, Panamá, Perú, Venezuela y Cuba juegan un rol importante en la primera estrategia.

Brasil, la primera economía de la región, es de lejos el socio más importante de China, tanto como mercado para sus productos que como fuente de materias primas. Brasil provee a China con el 45% de sus importaciones de soja y es la fuente de otros productos agrícolas, así como también de hierro y petróleo. La RPC inició varios proyectos de colaboración con Brasil en estos sectores. El estatus de Brasil, un país enorme con una economía de ingresos medios, lo hace un mercado importante para la colocación de la producción electrónica y de maquinarias chinas, así como de productos de mano de obra intensiva tales como los zapatos y los juguetes. Brasil posee una industria nuclear y reservas de uranio que son importantes para China en la medida en que ella necesita extender su propia industria nuclear para cubrir sus necesidades energéticas. La industria aeroespacial brasileña crea múltiples oportunidades de colaboración con China, intercambio de tecnología incluido.

La recesión global enfatiza y magnifica la importancia de China para Brasil. Mientras que las exportaciones brasileñas a los EEUU bajaron 37,8% en el primer cuatrimestre de 2009, las exportaciones a la RPC aumentaron en un 62,7%. En consecuencia, en la primera mitad de 2009, China se transformó en el primer destino de las exportaciones de Brasil. China también juega un rol clave para Brasil financiando sus proyectos de desarrollo de las nuevas reservas de petróleo mar afuera en los yacimientos de Campos y Santos. Cuando en mayo de 2009 China y Brasil firmaron un acuerdo por el que el Banco de Desarrollo de China concedía un préstamo de $10,000 millones de dólares, el presidente de Petrobras, Sergio Gabrielli, dijo: “No existe nadie en el Gobierno de los EEUU con quien nos podamos sentar y tener el tipo de discusiones que estamos teniendo con el Gobierno chino.” [3]

Este acuerdo establece que el préstamo se concede contra la garantía de la entrega de una cantidad fija de petróleo durante los próximos diez años. Las dos naciones también participan en una serie de joint ventures que incluyen la producción de aviones, el programa Satélite Chino-Brasileño de Recursos Terrestres (CBERS) y otros programas espaciales de cooperación.

Al igual que con Brasil, la política económica de China en relación con Argentina, la otra gran economía sudamericana, no se restringe a la compra de recursos naturales. Argentina colabora con China en proyectos espaciales tales como un proyecto satelital en colaboración con la Universidad de San Juan, y coopera en el diseño de un reactor nuclear de nueva generación.

Sin embargo, el principal interés de China en Argentina está cifrado en los sectores de la minería y el petróleo. En 2003, la CNPC (Corporación Nacional de Petróleo de China) compró una parte de la firma argentina de petróleo y gas Pluspetrol, que opera campos en el norte de Argentina y Perú. A eso hay que sumar las inversiones de la compañía chino-angoleña Sonogol. En mayo de 2010, la CNOOC (Corporación Nacional China para la Extracción Petrolera Costa Afuera) compró el 50% de los intereses de la empresa argentina Bridas Holdings por $3.100 millones. También hay rumores de conversaciones entre la firma española Repsol-YPF y la CNOOC para la compra de una participación en Repsol-YPF de Argentina -aunque todavía no se hayan materializado ninguna de las posibilidades—. Los EEUU miran con mucha inquietud los acuerdos financieros con que la RPC facilita su comercio con Argentina. En marzo de 2009, China firmó un canje de deuda con Argentina por $10.200 millones [4]. que constituye para el Gobierno estadounidense un desafío creciente a la primacía del dólar como moneda de reserva internacional [5]. Es digno de tener en cuenta que el presidente de Brasil, Lula, explícitamente argumentó a favor de trabajar conjuntamente con China para tomar distancia del dólar durante su viaje a China en mayo de 2009 [6].

La RPC también intenta convencer a Argentina para que compre sus productos manufacturados, pero aquí, la relación es mucho más conflictiva dado que Argentina parece tener un plan para re-desarrollar algunos sectores industriales.

China es un socio comercial decisivo para Perú y Chile, dos de los tres miembros latinoamericanos de la APEC (Agencia de Cooperación Económica Asia-Pacífico). De acuerdo con cifras de la ONU, en 2007 casi el 40% de las exportaciones de Chile fueron a la región Asia-Pacífico, principalmente a China. Para Perú, la cifra fue de 19%. Esto ha motivado a países como Colombia y Costa Rica a solicitar el ingreso a la APEC.

La RPC invirtió en los sectores de gas y petróleo en Perú. China compró flotas pesqueras y fábricas para el procesamiento de pescado, a la vez que hizo inversiones en las minas de Toromocho, Río Blanco y Maracona. Nada de esto es sorprendente si consideramos que el 85.2% de las exportaciones de Perú a China son: cobre, harina de pescado y mineral de hierro.

La RPC está interesada en los recursos de gas y hierro de Bolivia. Bolivia cuenta con la segunda reserva de gas natural de América del Sur, superada solo por Venezuela. La falta de acceso de Bolivia al mar crea un problema, pero la introducción de nuevas tecnologías, tales como la licuefacción del gas o su utilización para la producción de otros combustibles, aumentan la posibilidad de exportar gas boliviano a China. Evo Morales abrió también una serie de posibilidades para aumentar la presencia china en ese país: el conglomerado chino Shandong Llueng recibió la concesión para desarrollar total o parcialmente los depósitos de hierro de El Mutún –una de las más grandes, si no la más grande reserva férrica del mundo—; y las empresas petroleras chinas firmaron acuerdos para ayudar a YPFB a superar los problemas de insuficiencia de capital y de personal experimentado causados por la nacionalización del petróleo.

Las inversiones en Ecuador también son enormes y han afectado la política exterior del país. China invirtió en campos petroleros, operaciones portuarias y oleoductos. En 2003, China participó en las licitaciones de las concesiones de los principales campos petroleros de Ecuador. Las operaciones petroleras en las que participó la CNPC causaron serios problemas con las poblaciones indígenas en Tarapoa y Succumbios, principalmente debido a la falta de interés de los inversores chinos de preservar el medio ambiente. La decisión del presidente Rafael Correa de no renovar el acuerdo que daba acceso a los EEUU a la base militar de Manta, fue un necesario primer paso para invitar a los chinos a desarrollar un aeropuerto que será el eje de los vuelos trans-Pacífico, aunque, bueno es decirlo, la RPC nunca lo sugirió explícitamente.

China también hizo inversiones e inició joint ventures con las empresas estatales petroleras y extractoras de minerales como PdVSA de Venezuela y Cubaniquel de Cuba.

El caso de Panamá es un poco diferente debido a su posición estratégica. Tanto las exportaciones de materias primas de Panamá como su potencial como mercado importador son insignificantes. Sin embargo, como propietario del Canal de Panamá, el país tiene un enorme valor estratégico para China. La firma Hutchinson-Whampoa de la RPC, que aparentemente tiene conexiones con el Ejército de Liberación Popular de China (PLA), posee propiedades en ambos extremos del Canal de Panamá, lo que le brinda gran visibilidad sobre el tráfico militar y comercial del canal, y le sirve potencialmente para establecer futuras operaciones de control del tránsito de este punto de operaciones estratégico.

La estrategia diplomática de China afecta principalmente América Central y el Caribe. Aquí, el eje de la RPC se localiza en la utilización de las palancas económicas y diplomáticas para asegurarse el reconocimiento de su Gobierno en aquellos países que aún reconocen a Taiwan como el gobierno legal de China. De los 23 países que todavía reconocen a Taiwan, 11 se encuentran en esta región. Hasta el momento, sólo Costa Rica cambió su alianza en 2007, y recibió como premio la visita de Hu Jintao en 2008 para inaugurar un nuevo estadio de fútbol donado por la RPC.
¿Quién se beneficia?

La relación comercial entre China y América Latina no es pareja. A partir de 2005, el superávit comercial que los países latinoamericanos tenían con China se revirtió. Hoy en día, el 93% de las exportaciones de China a América Central y Sur consiste en productos manufacturados (25% de textiles y ropa y 44% de maquinarias y equipos). Esto está afectando negativamente los esfuerzos de la mayoría de las economías latinoamericanas para desarrollar su propia industria local y comienza a crear problemas.

México, el tercer miembro latinoamericano de la APEC, se vio particularmente afectado por dos razones: sus estrechos vínculos con la economía de los EEUU y la competencia entre las exportaciones chinas y mexicanas. De los 20 sectores exportadores de México, 12 están en competencia abierta con China. Esto no sólo reduce la posibilidad de México de exportar a China solamente un 3% de sus exportaciones totales, sino que también afecta sus relaciones comerciales con los EEUU. En 2003, China desplazó a México de su posición de segundo exportador a los EEUU. Con un déficit comercial de $28.000 millones con China, no es una sorpresa que el Gobierno mexicano quiera revisar sus acuerdos comerciales. Un funcionario del Gobierno mexicano se quejaba de que “por cada $30 de mercaderías chinas que México importa, sólo exportamos $1 de mercaderías mexicanas a China”.

Algo similar ocurre con la industria textil en América Central, que está comenzando a ser asfixiada por las exportaciones textiles chinas.

Otro ejemplo de tensión en las relaciones con las más importantes economías de América Latina es el caso de Argentina. Argentina provee 23% de todos los productos de soja que importa la RPC. China suspendió una orden por más de 2 millones de toneladas de aceite de soja que estaba parcialmente en tránsito, porque Argentina decidió imponer un impuesto a los zapatos importados de China para proteger a sus productores locales. El déficit comercial de Argentina con China en 2009 alcanzó $1.200 millones y durante los primeros dos meses de 2010 fue de $600 millones. El gobierno argentino no quiere que el déficit aumente. La respuesta de China no tiene nada que envidiar a la de cualquier país imperialista cuando sus “derechos comerciales” se ven afectados por un país emergente que quiere defender los suyos.

Básicamente, los gobiernos de América Latina enfrentan dos problemas con las inversiones Chinas: 1) su principal propósito es servir a las necesidades de desarrollo de China facilitando la exportación de materias primas, imponiendo en la mayoría de los casos exigencias que pueden llegar a que una porción significativa del proyecto para obtenerlas y procesarlas sea hecha o en China o por compañías chinas; 2) varios gobiernos argumentan que el nivel de inversiones directas chinas en la región no es tan alto como parece, ya que un alto porcentaje de las cifras oficiales van a parar a los paraísos fiscales.

Lo que queda claro es que el comercio chino con América Latina provocó un boom en los sectores exportadores de la región en países como Argentina, Brasil, Chile, Perú y Venezuela, al mismo tiempo que los sectores manufactureros de América Latina han sido negativamente afectados por la expansión de la competencia de las mercaderías chinas. Esta situación es aún peor para aquellos países o regiones con grandes sectores manufactureros y sectores exportadores de materias primas limitados como México y América Central.
China: el recién llegado al patio trasero de los Estados Unidos

¿China quiere reemplazar a los EEUU como principal potencia en la región? Absolutamente no. Hasta ahora, la RPC ha mostrado claramente que su principal preocupación es no alterar su relación con los EEUU, al que considera de máxima importancia desde el punto de vista estratégico y económico. A lo sumo, la RPC estaría dispuesta a ocupar los espacios de influencia que los EEUU dejan vacíos. Por parte de las economías más fuertes de América Latina, lo que intentan, con diversa suerte, es sacar provecho del triángulo de poder creado por la política china.

Esta preocupación de China de no alterar su vínculo con los EEUU afecta su relación con Venezuela, Bolivia, Ecuador y sobre todo Cuba. China firmó acuerdos militares con Venezuela, pero esto no quiere decir que apoye al régimen bolivariano. Más bien lo hizo a regañadientes, forzada por su necesidad de petróleo. Hasta cierto punto, China está llenando un vacío creado por el deterioro de la relación política y militar entre Venezuela y los EEUU. El hecho de que el Gobierno de Venezuela haya frustrado las operaciones de algunas corporaciones chinas como la CNPC muestra que las relaciones entre los dos países no están libres de contradicciones.

La relación con Cuba es un poco diferente de la que tiene con Venezuela. A pesar del enfoque pragmático de China en política exterior, hay todavía un pequeño elemento ideológico en juego. Las relaciones económicas son más estrechas, y la RPC está delante de España y es sólo superada por Venezuela como socia comercial de Cuba. China jugó también un rol clave en la modernización del sistema de defensa aérea de Cuba, y con frecuencia intercambia delegaciones militares de alto rango. Cuba provee a la RPC de materiales estratégicos y productos agrícolas. Además de azúcar, Cuba tiene petróleo mar afuera y las mayores reservas de níquel del mundo. En enero de 2005, la gigantesca empresa china de petróleo y gas Sinopec Corp firmó un acuerdo con la empresa estatal cubana Cubapetróleo (Cupet) para producir conjuntamente petróleo en la isla. Sin embargo, la relación no está libre de problemas. Una joint venture por $500 millones para producir 68.000 toneladas de ferro-níquel por año en el este de Cuba, firmada por Cubaníquel y la firma china MinMetals Corp fue abruptamente cancelada sin que se dieran razones y la concesión fue a Venezuela.
Conclusión

Sólo podemos especular sobre el futuro desarrollo de las relaciones entre China y América Latina. Sin embargo, algunas tendencias comienzan a emerger.

1. La RPC no tiene ningún interés en dañar su relación económica y política estratégica con los EEUU. Su relación con los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba se restringe principalmente a acuerdos comerciales en los que ella resulta prácticamente la única beneficiaria.

2. La relación entre la RPC y América Latina no es una relación entre iguales debido al potencial económico de la primera y los límites de la segunda. Esto es una fuente de conflictos constantes con las economías emergentes —como México y Argentina— que tienen planes para desarrollar una industria independiente y establecen barreras para defender a sus productores locales de las exportaciones chinas.

3. Otra fuente de conflicto con las inversiones directas chinas es el hecho de que éstas buscan altos niveles de retorno sin preocuparse por las condiciones sociales, laborales o de medio ambiente. Esto ya creó conflictos con las poblaciones nativas en Ecuador, Perú, Venezuela y Argentina.
Notas

[1] China’s Assistance and Government-Sponsored Investment Activities in Africa, Latin America, and Southeast Asia, Report for (US) Congress Prepared for Members and Committees of Congress, Thomas Lum, 25 de noviembre 2009.

[2] Latin Business Chronicle, China Undermines U.S. in Latin America, lunes 04 de junio 2007.

[3] The Wall Street Journal, 18 de mayo 2009.

[4] La Nación [Argentina], 31 de marzo 2009

[5] Nación [Costa Rica], 31 de marzo 2009.

[6] Xinhua News Agency, 22 de mayo 2009.

Argentina debe ganar

Daniel Mathews

Ojo, no estoy diciendo que como no participa el Perú hay que apoyar a Argentina. El Perú no puede participar porque después de Lolo y Manguera nuestro fútbol es mediocre. Pero no puede participar también porque no creemos en nosotros mismos. ¿Cómo creer en el país si nuestro único futuro es salir de él? Criticamos a los jugadores que se cuidan las piernas para jugar bien en sus equipos europeos mientras nosotros mismos, yo mismo, estamos sacando nuestro pasaporte para cualquier lado.
Pero en el supuesto de que el Perú estuviera en el mundial yo diría lo mismo: Argentina debe ganar. Y no se trata de fútbol. Tampoco se trata de pólitica. No se hace política con la vida de la gente. Los asesinos no están haciendo política sino crimen. Las victimas no hacen política sino que defienden los mínimos principios de convivencia humana. Esos principios necesarios para que, luego, se pueda hacer política.
¿Y que tiene que ver, dira usted, querido lector, el mundial con asesinos y víctimas? Aparentemente nada. Realmente todo desde que la selección argentina de fútbol está haciendo campaña porque le den el Premio Nobel de la Paz a las abuelas de la Plaza de Mayo.
Desde el inicio del mundial cuelga una gran bandera en el cuartel general de la selección en Centro de Alto Rendimiento de la Universidad de Pretoria, dice: “Apoyamos a las Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz”. El único problema que tengo con eso es que no se si el Premio Nobel se ha ensuciado lo suficiente cuando se lo otorgaron a Obama. Pero quizá eso sea política. Cuando se lo den a las Abuelas será algo más: será humanidad.
Argentina debe ganar, debe ganar el Mundial y si no por lo menos el Nobel y nosotros también debemos jugar este mundial. Debemos poner nuestra firma en
http://www.abuelasdelapaz.com.ar/firma

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sábado, 19 de junio de 2010

RESUMEN SEMANAL

Doble apuesta por Argentina
La semana pasada apostabamos por Argentina para campeón del mundo. Ahora doblamos la apuesta y decimos que las Abuelas de la Plaza de Mayo serán el proximo Premio Nobel de la Paz ¿qué relación hay entre una cosa y otra? Explicamos:
El técnico de la selección argentina, Diego Maradona, recibió en Pretoria a la líder de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y respaldó la candidatura de la organización de derechos humanos al Premio Nobel de la Paz.Carlotto fue invitada por Maradona a visitar el cuartel general de la selección en Centro de Alto Rendimiento de la Universidad de Pretoria, donde desde el inicio cuelga una gran bandera que reza “Apoyamos a las Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nobel de la Paz”.
Maradona y Carlotto se encontraron al costado del campo de juego, se estrecharon en un abrazo y dialogaron durante largos minutos. El técnico le entregó un banderín de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y la dirigente de derechos humanos le dio un broche con su lema, que Maradona se lo colocó inmediatamente sobre su campera.


La región sur para por el gas
La región de Cuzco esta paralizada desde el jueves en rechazo a la exportación de gas del yacimiento de Camisea, con enfrentamientos y bloqueo de carreteras El Congreso hace silencio sepulcral. Los periodistas que viajaron llevados por Suez Energy a un "viaje empresarial", callan el tema en los medios de comunicación. Este es un asunto secuestrado para la opinión pública. Y los próximos días son decisivos al respecto. El gas es un recurso verdaderamente decisivo para la economía, ya purificado se convierte en una fuente inestimable de electricidad sin afectar el medio ambiente y aporta cientos de millones de dólares cada año. Todos los peruanos debemos proteger nuestros recursos, nuestras tierras, debemos PROTEGER Y recuperar las empresas básicas PETROLEO, GAS, ORO, ELECTRICIDAD, AGUA, COMPAÑIA TELEFONICA. No quieren la petroquímica en el Perú. Ya tiene todo listo para el ducto pisco-tocopilla, promovido por PPK hace unos años, para llevar el gas de camisea al Norte de Chile donde Suez Energy tiene intereses, ¡¡ y todavía pretende que todos los peruanos paguemos para su construcción! !.

Alan contra el mundo
Alan García se lanzó contra el Poder Judicial que es el único que puede responder a la solicitud de libertad condicional de quienes han sido juzgados por terrorismo o cualquier otro delito y que ya cumplieron los dos tercios de sus penas. Dijo “Quiero decir que pueden estar convencidos de que no va a salir ningún terrorista”. Sin embargo la prensa de derecha sigue presionando no sólo contra nuevas libertades sino para que incluso los que han sido declarados inocentes tengan un régimen especial de vida con un seguimiento policial especial, grilletes y cámaras de televisión.
Por su parte frente a una marcha de estudiantes de San Marcos que pedía amnistia para los presos políticos anunció que no respetaría la autonomía universitaria y entraría con tropas a la Universidad: “La autonomía universitaria no es extraterritorialidad. Lamentablemente en una universidad germinó y se conspiró para crear Sendero Luminoso (...) Yo no voy a pedir permiso a nadie para ingresar a la universidad (San Marcos) si eso vuelve a ocurrir, les pido que no hagan de tontos útiles”, advirtió.

Una huelga a favor del patrón
En La Oroya se ha producido una extraña huelga. No contra la empresa sino pidiendo al Estado que permita que siga la contaminación y además ayude economicamente a la empresa. Durante los últimos meses, la empresa minero-metalúrgica Doe Run Peru ha intentado, por todos los medios, presionar al Estado para que éste le siga otorgando facilidades para resolver el problema económico-financiero del Complejo Metalúrgico, vinculando su pedido como única salida para que los trabajadores conserven sus puestos de trabajo.
Especialistas como María Chappuis (ex directora General de Minería del MEM) han advertido esta estrategia, desmintiendo dicha salida como la única para los trabajadores oroínos. Para Chappuis la problemática económica por la que atraviesa la Doe Run Peru es un tema que debe ser resuelto entre privados, y en la cual el Estado no debe intervenir.
“Lo que debe hacer el Estado es proteger los derechos de los trabajadores. Una de las alternativas que debería estar implementando el gobierno es un programa de desarrollo alternativo para toda la población de La Oroya que comprenda facilidades para que se establezcan empresas en la zona, préstamos a bajo interés para microempresarios; “bolsas de trabajo” para facilitar la reubicación de trabajadores, talleres de reconversión laboral. Además, se podría brindar capitales semillas para inversiones que generen empleo en la zona, así como acelerar la inversión pública como la remediación de los suelos, construcción de infraestructura vial entre otras alternativas”, sostuvo.

Ministro del Opus Dei protege violación de cadete EP
Enma Yarlaqué Condezo, madre de la cadete Shirley Castillo Yarlaqué, de la Escuela Técnica del Ejército, que denunció haber sido violada por el director de ese centro, coronel EP Marco Antonio Vilela Seminario, acusó al ministro de Defensa, Rafael Rey, de defender y dejar impune al denunciado Sin poder contener el llanto, advirtió que irá hasta las últimas consecuencias con tal de hallar justicia para su hija, a pesar de las llamadas en tono amenazante que recibe, al igual que la víctima, para que desistan de continuar con su denuncia.


Cleptocrata no quiere carcel
Estuvo en la collera de Fujimori, hizo grandes robos en Canal 5 y negocio la línea editorial pero no quiere carcel. Se trata de Genaro Delgado Parker. A través de su abogado, Genaro Delgado Parker pidió al 27º Juzgado Penal de Lima la variación del mandato de detención por el de comparecencia, en el proceso que se le sigue por delito de peculado por extensión.  Julio Díaz Cochachín, defensa del empresario de televisión, argumenta que no hay elementos que acrediten la responsabilidad de su patrocinado, además de que el delito que se le imputa no supera el año de prisión y que la jueza María Teresa Cabrera Vega no tomó en cuenta los 80 años del encausado. La jueza notificó a las partes a fin de que opinen en torno al pedido de GDP antes de que ella emita una nueva resolución del caso.

lunes, 14 de junio de 2010

Un Movimiento Campesino en el Perú

UN MOVIMIENTO CAMPESINO EN EL PERÚ
Eric Hobsbawm

I
El presente capítulo trata de describir y analizar una fase crucial del descontento campesino en la provincia de La Convención, en la región peruana de Cuzco. Este movimiento campesino, persistente, fuerte y difundido, ha sido poco investigado aunque muy comentado. Mis propias investigaciones eran superficiales por más que completé observaciones y testimonios locales con un estudio de la prensa peruana, tanto nacional como local, para 1961-1962. El presente es un estudio que dista mucho de ser todo lo serio que debiera. Sin embargo, tan inadecuada en Europa es la información acerca de los movimientos agrarios latinoamericanos, que aun un trabajo parcial y preliminar puede tener algún valor.
Abarca la región del descontento la provincia de la Convención y el distrito de Lares en la provincia de Calca (región del Cuzco), es decir, el área de los valles de Urubamba (Vilcanota) y de alguno de sus afluentes, que descienden rápidamente desde los altiplanos para llegar a desembocar en el Amazonas varios centenares de kilómetros más al norte.1 La Convención, que cubre aproximadamente el 54 por ciento de la región de Cuzco (unos 45.000 km.) es una zona de colinas y de selva subtropicales y tropicales a 1.000-1.250 m de altura, separada del resto de la región por montañas y pasos estrechos, cruzada por aguas rápidas, y de la que escasean los mapas: todos los datos estadísticos acerca de ella son puras conjeturas.2 El ferrocarril no pasó del Macchu Picchu que domina la entrada de la provincia, hasta los años 40 de nuestro siglo, y todavía no pasa de Huadquina, a unos 130 km de Cuzco. La capital, Quillabamba, se hallaba todavía en 1963 a varias horas del ferrocarril en autobús o en camión, por carreteras dudosas, siendo las comunicaciones con otras partes de la zona mucho más primitivas aún. De hecho, la zona de descontento cubre tan sólo una parte de la provincia, la que media entre la Sierra Alta al sur y el punto en que se encuentran los ríos Urubamba y Yanatile-Ocabambas al pie de Quillabamba. Lo que ocurre en el resto de la selva, más allá del radio alcanzado por el transporte, no se conoce. El valle de Lares, que técnicamente pertenece a la provincia del Altiplano de Calca, constituye la parte superior del valle del Yanatile, que desciende paralelamente al Urubamba, antes de torcer su curso hacia éste. Por más que los movimientos de La Convención y de Lares están relacionados entre sí, las condiciones en ambas áreas no son las mismas. Mientras no se diga lo contrario, mis observaciones se aplican a La Convención.
Hasta hace unos decenios, el área de referencia estaba totalmente aislada, con una población escasa y una economía inutilizada. Se dividía nominalmente en tierras públicas y unas cuantas fincas gigantescas, que alguna vez, como dirían después los campesinos, tenían una condición legal dudosa, poco sorprendente esto en tan remoto y tan inestable territorio. La posición de los pocos hacendados era la que cabía esperar en las selvas del Perú. Eran «dueños de vida y hacienda» y si hay en todos los movimientos campesinos de la región un tema constante, es el del resentimiento contra los abusos que de los poderes soberanos de los terratenientes hacían éstos o sus gamonales: penas corporales, torturas, muertes, explotación sexual de la campesina, etc. El principal y el más impopular de los propietarios era Alfredo de Romainville, cabeza de una familia cuya hacienda original, estimada en unas 500.000 hectáreas, adquirió en 1865 un tal Mariano Vargas, dividida después la propiedad en unidades algo menores entre Carmen Vargas de Romainville (hacienda Huadquíña, de unas 146.000 hectáreas) y María Romainville de la Torre (hacienda Huyro).El proceso de división del territorio original ha proseguido, aunque la hacienda principal, Huadquiña (en cuyo beneficio, podríamos suponer, se construyó el ferrocarril de Cuzco-Huadquiña), tiene todavía más de 100.000 hectáreas incluyendo en ellas epicentros de la rebelión como el bastión del guerrillero trotsfcista Hugo Blanco, Chaupimayo.
Hacía 1962, la región tenía 174 haciendas (de las 700 que constituyen la región de Cuzco, de la que ocupa aproximadamente la mitad del territorio). Los demás hacendados no parecen operar en la misma escala que los Romainville. Los más importantes, o más bien los más impopulares, incluyen a los Bartens —la hacienda Chacamayo de Ernesto Bartens— en el valle de Lares, cubría unas 35.000 hectáreas, los Márquez, Ernani Zignaigo
(de Paltaybamba). Ramón Marín, Aurelio Salas, Esteban Quispe, etc.
Muy poco explotadas para cultivos encaminados a la exportación fuera de los valles, salvo cierta cantidad de coca que se vende en el altiplano. El final de las obras del ferrocarril de ía estrecha de Cuzco a Santa Ana (Huadquiña) en los años 30, acabó de abrir esta zona a una más amplia economía de mercado, y entonces el café, la caña, la fruta, el cacao y otras cosechas adecuadas merecían un cultivo serio en vistas a la exportación. Al mismo tiempo una epidemia de paludismo —hacia 1930-1936— parece haber diezmado la ya de por sí escasa población y haber contribuido a cierta emigración y a no pocas ventas de tierras. Mientras el cultivo intensivo se difundía después de 1938, en el vacío dejado por los anteriores penetraban inmigrantes venidos de la montaña, y la corriente inmigratoria se aceleraba periódicamente por las sequías y los terremotos de esta parte. La migración era principalmente individual: La Convención tiene sólo cuatro «comunidades indígenas» de las 217 legalmente reconocidas en la región de Cuzco. La región pasaba pues a ser habitada por pioneros, probablemente atraídos tanto por las nuevas posibilidades económicas como por las esperazas de una mayor libertad en un territorio grande y virgen, pero se hallaron con una tierra ya parcelada, repartida entre un puñado de latifundios singularmente arcaicos y dilatados. La Convención es un país nuevo, y casi, en el sentido norteamericano, un territorio fronterizo.
Los inmigrantes tenían trabajo y energías, pero no tierra. Los hacendados tenían grandes cantidades de tierra sin utilizar, y carecían de mano de obra, pero en sus manos estaban el suelo y el poder político. No le resultaba práctico el cultivar sus fincas como plantaciones con mano de obra contratada, a pesar de que los intentos de reclutar trabajadores (incluido el bochornoso enganche de muchachos) no dejó de hacerse. Sea como fuera, los hacendados no estaban dispuestos a pagar salarios decentes para contratar los trabajadores, por temor a aumentar el nivel salarial, prefiriendo a eso perder una proporción de su cosecha cafetera.7 Tampoco estaban dispuestos en general a dejar que empresarios venidos de fuera iniciaran cultivos sobre una base aceptable. Y por ello, se adoptó una solución típicamente feudal. Se daba a los arrendatarios parcelas contra la obligación de llevar a cabo trabajos —servidumbres pagadas en las tierras dominicales—, pero sin seguridad alguna para el primero de que conservaría el arriendo y sin el derecho al valor de las mejoras hechas en la tierra. En general también estaban obligados a cultivar productos que tenían necesariamente que vender a través de la hacienda, y en la cual también compraban lo, que necesitaban para sí, seguramente a precios excesivos. Si la cosecha del arrendatario era buena, parece que eran cosa corriente los acuerdos en cuya virtud se daba al hacendado una cuota de lo recogido.
Unos 4.000 de estos arrendires contrataron parcelas en tales condiciones. Tendían a subarrendar parcelas más pequeñas en condiciones análogas, haciéndolo a unos 12.000 allegados, que en general eran mandados por los arrendires a cumplir la servidumbre en tierras dominicales. Por debajo de ellos estaban a su vez los braceros o jornaleros, pagados diariamente en metálico o en especies, y llamados agregados, habilitados o peones. El total de los campesinos de estos valles se calcula cuando menos en 60.000 hombres. Los arrendires distaban mucho de ser proletarios. Antes bien conservadores y ultrarrevolucionarios se quejaban de su riqueza, de la que a veces se dice que superaba a la de los hacendados menores. Sin embargo, aunque se conocen uno o dos casos de ascenso social de arrendires, gracias a la administración de las fincas y de la política, y aunque existen elementos evidentes de un conflicto de clases potencial en el seno del campesinado, en 1962 la mayoría de los arrendires seguía, al parecer, identificando sus intereses con la oposición a los latifundistas.
El hecho crucial acerca de las agitaciones campesinas de La Convención radica en que su origen y su liderato reside en la clase media rural de los arrendires, por más que sus exigencias también alcanzan las de los allegados. Su interés mayor era el de convertir el sistema de arriendo feudal de la tierra en un sistema capitalista de lo mismo, o en hacer de él propiedad campesina. Así, las principales exigencias de la huelga general de rrendatarios
de 1961-1962 abogaban por los cambios siguientes.
“Abolición de las servidumbres de trabajo («Condiciones», «Paña», «Manipula», «Huata faena», «Semanero», etc).
Sustitución del arriendo en metálico.
Nuevos arriendos por un mínimo de seis años (y allá donde se cultivan cosechas industriales, diez años).
El derecho a semblar el 10 por ciento de la tierra con cultivos alimenticios.
El derecho para arrendires y allegados a comprar tierras.
Absoluta prohibición de la obligación de vender las cosechas a la hacienda y de comprar en ésta los productos necesarios.
Los hombres de Huyro, que llegaron a un acuerdo con la Compañía Agrícola S. A. (S. Borda, Ramón Kalinowski), llegaron a las condiciones siguientes:
Contratos bienales.
Abolición de las dos semanas de trabajo con salario fijado por el hacendado cada seis meses.
Supresión de la palla; pero los arrendires trabajarían un día más de condición.
La compañía reconocerá todas las mejoras hechas por los arrendires aunque reservándose el derecho de adquirirlas.
Los arrendires quedarán libres de vender su cosecha (de té) en otra parte.
La compañía dará tierra para las casas y pondrá una escuela, introduciendo también la electricidad cuando quede instalado el nuevo generador.
No hay pruebas bastantes de una agitación independiente de los agregados, ni de mucho interés específico por sus exigencias, aunque es evidente que la abolición de las servidumbres personales les beneficiaba de modo inevitable. Sin embargo, esta campaña localizada en pro de arriendos mejores y por parte de un conjunto limitado de potenciales cultivadores «kulak, se convirtió en la médula de un movimiento campesino sólido que abarcaría virtualmente todos los habitantes rurales de la provincia (hacia fines de 1962 la Federación Campesina tenía 110 sindicatos afiliados en la provincia, con 20 a 600 miembros cada uno). Su poder y la generalidad de su alcance vienen indicados por el hecho que desde la primavera de 1962 el gobierno peruano dictó una y otra vez medidas especiales en pro de la reforma agraria en La Convención y hasta la Cámara de Comercio de Cuzco se dirigió oficialmente al gobierno pidiendo
“la inmediata ejecución del anunciado Plan de Reforma Agraria especial para La Convención, con la adopción urgente e inaplazable de todas las medidas que fueran necesarias tanto para la total abolición de los sistemas anacrónicos de explotación agrícola, cuanto para elevar el nivel de vida de sus pobladores, especialmente de los campesinos, e incrementar la producción agropecuaria de tan ubérrima región”
¿Cómo fue esto posible? La primera razón es desde luego que las divisiones en el seno del campesinado quedaban más que neutralizadas por los factores que pesaban en favor de la solidaridad. Aparte de su pobreza general, los campesinos de la Convención son hombres del campo y no de la ciudad,15 indios y no criollos. Los inmigrados son en su arrolladora mayoría indios, por más que la migración individual implica una cierta disposición a romper con la tradición. La indumentaria de los hombres (aunque no tanto la de las mujeres) tiende a ser más moderna que en las sierras, y por más que el quechua sigue siendo el idioma hablado en los mítines de los sindicatos, el castellano se entiende ampliamente y aun se habla bastante. Además, la mayoría de los sindicatos parecen tener su núcleo de hombres que han superado el analfabetismo. Una gran parte de esta modernización puede que se deba, naturalmente, a la influencia de la organización comunista.
Más importante que esto es la condición común de los campesinos como sujetos feudales en una situación de dependencia a la que van unidas la incertidumbre y la inseguridad. Aún los arrendires no eran terratenientes; y lo que es más, tenían sus razones para sospechar que tan pronto como su trabajo hubiese normalizado las cosechas en las tierras vírgenes cultivables o accesibles de las haciendas, los hacendados los expulsarían, quedándose con las tierras mejoradas. La obligación común de cumplir con la servidumbre personal a que estaban sujetos (cualquiera que fuese la fórmula del contrato o la costumbre), la ausencia común de derechos económicos, así como la sujeción común al poder arbitrario del hacendado, unió al kulak más rico con el más pobre de los peones en una oposición constante a la «injusticia». Algunos aspectos de esa «injusticia» chocarían a unos campesinos más que a jtros; otros aspectos —y no necesariamente el económico— les afectarían a todos por igual.18 En cambio, para jornaleros y braceros, que no tenían interés directo en las exigencias de arrendires y allegados, la existencia de cualquier movimiento de resistencia campesina contra los señores ofrecía la posibilidad de reclamar eficazmente sus derechos, o aun de reconocer la existencia teórica de esos mismos derechos. Brindaba un ejemplo que debía seguirse, era un movimiento al que era preciso unirse, y aportaba un núcleo de jefes locales. Y también, en efecto, mejoraba su situación, lo mismo que la de todos los demás tipos de campesinos. Los jornales subían de cinco soles a unos veinte soles o más.
¿Pero cómo pudo una organización poderosa y amplia, dirigida por comunistas y otros marxistas revolucionarios, capturar una región tan remota? Esto se debe desde luego a la desacostumbrada y tradicional fuerza del partido comunista en la región de Cuzco, su principal bastión, y en la misma ciudad de Cuzco. En esta parte del Perú, y a pesar de su orientación en pro de los indios, nunca logró el APRA afianzar su poder del modo que lo hizo en el norte. (El principal aprista de La Comvención, R. Sernaqué, que fue antes odriista, era un conocido enemigo de los sindicatos obreros, y fue asesinado en 1962.) La organización comunista penetró en La Convención ya en 1934, cuando se organizó un sindicato Maranura, que todavía es un bastión de la ortodoxia del partido, aunque aquel sindicato se suprimiera después y, según parece, desapareciera temporalmente en la época de Odria.17 La Federación de Trabajadores de Cuzco (en cuyo edificio la Federación de Campesinos tiene sus despachos), el partido comunista y sus cuadros e intelectuales brindaron organización y ayuda; los intelectuales de Quillabamba (principalmente, según parece, abogados, empleados bancarios y maestros), prestaron los servicios legales y otros. Si había de haber organización campesina en La Convención, ésta tenía que llegar por tren desde Cuzco, es decir, bajo la forma de la organización comunista.
Cuando llegó, parece haber encontrado un suelo desusadamente feraz en un territorio de pioneros, en el borde la selva, zona poco poblada e indicada para atraer hombres tenaces y con independencia de espíritu, que no estaban dispuestos a aceptar la servidumbre de la sierra. Un buen ejemplo de este tipo de hombre es Andrés González, uno de los jefes del movimiento de Hugo Blanco en Chaupimayo. González nació en 1928 en Izcuchaca (provincia de Anta, entre Cuzco y La Convención). De niño trabajó en la hacienda Sullupuchyo, de la familia Luna, que, interesa apuntar, ha estado en permanente conflicto con la comunidad indígena vecina, en torno a tierras litigiosas. Se dice que fue azotado por haber desatendido al ganado y por dejar que fuesen robadas unas ovejas —habiendo pasado diez días encamado de resultas de ello, lo que revela un trato sumamente brutal—. Para vengarse —y el incidente también es significativo— penetró en la hacienda con armas «robando los títulos legales de propiedad» que luego quemó. Escapó entonces a la tierra de nadie de La Convención, donde se estableció en Chaupimayo (1946), sosteniendo una familia de cuatro, antes «de establecer contacto con los políticos».Hombres como éste —y en las regiones fronterizas de la cuenca del Amazonas hay unos cuantos, porque están lejos de los señores y del Estado—son los cuadros naturales de los movimientos campesinos.

II
El movimiento de La Convención, cuyos orígenes según vimos se remontan a los años 30 de nuestro siglo, renació al caer la dictadura de Odria en 1956. Parece que empezó, como cabe esperar, como rebelión contra Romainville, de Huadquiña, donde un sindicato se fundó o se volvió a establecer en 1957; y parece que la causa inmediata fue que los hombres se indignaron al ver que Matías Villavicencio (hermano de Leónidas Carpió, uno de los líderes de Chaupimayo) era azotado.González fue su primer secretario. Romainville fue acusado, además de otras hazañas, de haber usurpado tierras que no le pertenecían legalmente, del otro lado del río Yanacmayo, acusación que puede hacerse contra muchas haciendas. A contar de entonces se inició un estado virtual de guerra, abandonando su finca en manos de sus administradores. Desde entonces no ha podido regresar. No es imposible ni mucho menos que el descenso de los precios en el mercado mundial en esta época se debiese de algún modo al carácter más militante de la provincia. En 1958 existían ya varios sindicatos —en 1962 se calcula que la cifra de los sindicatos alcanza aproximadamente al 20 por ciento—, entre ellos Maranura, Huyro, Santa Rosa, Quellouno, y una Federación Campesina provincial se organizó contando con once sindicatos miembros.
Lo ocurrido entre 1958 y 1962 no está claro, por más que lo afectó directamente la crisis creciente de la economía del altiplano así como el hilo de la política nacional, tal y como llegaban sus repercusiones a los valles, pasando por el Cuzco. El movimiento parece haberse limitado a una agitación de índole sindical. Aunque el movimiento de ocupación de tierras se inició en 1961 espontáneamente en las provincias de Pasco y Huanuco (y aunque antes de poco se pusieron a su frente las organizaciones obreras), parece que hubo poco de esto en La Convención. Sin embargo, hacia finales de 1961 se constituyó una Federación Departamental de Campesinos y Comunidades del Cuzco, con 214 organizaciones afiliadas, y es de creer que las fricciones locales no cesaron: a finales del año 42, sindicatos de La Convención (se da la cifra de 30.000 miembros) estaban en huelga pidiendo la liberación de uno de sus jefes, detenido, y a principios de 1962 la Federación de Cuzco convocaba una conferencia de campesinos en QuíUabamba. Sin embargo, en el curso de 1961 parece que empezó una amplia huelga de arrendires, instigada por ellos mismos, y que logró dar pruebas de eficacia, ya que no faltan las alusiones a dificultades de cosechar el café, el cacao y la fruta. Algunas fuentes aseguran que los arrendires Üevaban «más de un año» en huelga. El gobierno hizo frente a este movimiento de grandes proporciones con la abolición formal de «las prestaciones gratuitas de compensación al usufructo de la tierra» en los valles de La Convención, Urubamba y Calca, por Decreto Supremo de 24 de abril de 1962. Esta victoria estimuló desde luego el movimiento hasta un punto increíble y las exigencias se hicieron más ambiciosas. Se formularon casi inmediatamente peticiones de expropiación (contra «justo precio») de las fincas de Romainville, y la consigna general pasó a ser la de que los campesinos ya habían comprado su tierra con el trabajo que llevaban realizado en ellas. Antes de poco se iniciaban las ocupaciones de tierras en masa. La hacienda Chaullay fue invadida ya en marzo de 1962, y los invasores se construyeron cabanas provisionales. En Lares, los hacendados denunciaron a primeros de abril la existencia de grupos armados que, según decían, se apoderaban de las tierras. En la provincia de Calca, 300 comuneros de Ipal expulsaron al hacendado Adriel Núñez del Prado y su familia de un fundo que, decían, había sido usurpado de una" comunidad por una decisión jurídica injusta, pero acciones comunales de este tipo no son corrientes en el área de La Convención, ya que son pocas las comunidades existentes allí. (Sin embargo, dos de ras cuatro que hay están afiliadas a la Federación.) En mayo, un grupo de Chaupimayo impidió que los empleados del hacendado Alcuzama cortasen madera para traviesas de la prolongación del ferrocarril, y en agosto los campesinos armados de Quellomayo y de Huacaypampa expulsaron a los leñadores de las tierras de la hacienda de Santa Rosa, asegurando que ya no pertenecían a los Romainville. A primeros de septiembre, los campesinos de la hacienda Chilca en Lares (propiedad de la señora Lola Ochoa, viuda de Sánchez) aseguraban que «estas tierras son nuestras». Y ya había empezado la gran ola de ocupaciones de tierras. (Es posible que lo último fuese también una tradicional disputa entre los comuneros y una finca colindante.)M A mediados de octubre se anunciaban afincamientos en 36 haciendas, por más que esto incluye litigios en otras partes de la región, mas en octubre mismo se reiteraron las ocasiones. Entre las haciendas ocupadas estaban Huadquiña, Pavallo, Paltaybamba, San Lorenzo, Pavayoc, Versalles, Echarate, Granja Misión.8" En Huadquiña los ocupantes mataron ceremonialmente dos o tres cabezas de ganado, y las asaron. La mayoría de las haciendas en Lares y Calca estaban, según se decía en la prensa, en manos de los campesinos, y la mayoría, si no todos, de los hacendados habían abandonado los valles o se apercibían para ello. El 20 de octubre la prensa anunciaba la publicación del texto de una Ley de Reforma Agraria.
La intensificación del movimiento en primavera de 1962 coincidió con la primera profunda división en su seno, que en términos generales puede caracterizarse como la que puso de un lado a los comunistas ortodoxos y de otro a los varios otros grupos de revolucionarios que los consideraban demasiado moderados y favorecían insurrecciones guerrilleras de índole castrista. En el momento culminante de la agitación, Luis de la Puente, líder del MIR, grupo revolucionario secesionista de APRA, apareció en Quillabamba en un mitin apoyado por 36 sindicatos, y luego pretendió hablar en calidad de delegado de las Federaciones Provinciales de Quillabamba y Lares.37 No hay prueba ni, dada la debilidad de APRA en esa región, probabilidad de que hubiese un liderato anterior del MIR allí. Los principales disidentes eran trotskistas a las órdenes de Hugo Blanco, joven intelectual que llegó a los valles procedente de Cuzco, de donde era oriundo, después de la oleada de organización campesina de 1958,38 trayéndose detrás un puñado de otros intelectuales, extranjeros algunos. No llamó la atención antes de la primavera de 1962, momento en que la prensa limeña empezó a convertirle en una suerte de Castro peruano, destacando sus relaciones con grupos de terroristas y profesionales de la insurrección que se formaban en otros lugares. (En este momento, Blanco negó ser un jefe guerrillero.) Su principal bastión estaba en Chaupimayo.
No cabe duda de que había en el movimiento alguna tensión: 32 de los 70 sindicatos existentes en abril exigieron la expulsión de Blanco del territorio de La Convención, señaladamente los sindicatos de Huyro, Pavayoc, Maranura, Uchumayo, Paltaybamba, Aranjuez. Entre los elementos políticamente conscientes en los valles y en Cuzco se fue creando una división entre grupos partidarios de Blanco y grupos enemigos suyos (identificados los últimos con el liderato del partido comunista oficial), por más que esas divergencias no afectaran mucho al campesinado ordinario ni aun a los miembros de base de las organizaciones políticas y campesinas. Desde luego, los partidarios de Blanco eran defensores de una política más radical y activista que los jefes de la vieja Federación, pero no está muy claro si de hecho tenían el plan, del que les acusaba la prensa conservadora, de organizar en La Convención una «zona liberada» apoyada en las guerrillas. No cabe duda de que se organizaron grupos armados, aunque incluso a finales de 1962 nadie en los valles pretendiese que fueran más que unidades de autodefensa. Es posible que Blanco tuviese pensada una revolución guerrillera, por más que después de su detención se le citó diciendo que Perú no estaba maduro para una guerra de ese estilo.41 La objeción de los moderados (según se manifiesta en la última censura que el FLN hizo de Blanco) tó era que esta política no tenía otra consecuencia que la de provocar la represión de las autoridades. Blanco y algunos de sus seguidores pasaron a la ilegalidad en la primavera de 1962 hasta que el 30 de mayo de 1963 fue capturado a veinte kilómetros de Quillabamba.
Es difícil determinar su efecto en el movimiento de La Convención. Es evidente que el éxito de la huelga de los arrendires en 1961-1962 (huelga sin objetivos revolucionarios visibles) era de por sí suficiente para ensanchar y radicalizar el movimiento campesino subsiguiente. Sin embargo es probable que la forma misma que adoptó el movimiento —la ocupación forzosa de tierras y la expulsión de sus propietarios, aunque no en general la de sus administradores— debía algo a la iniciativa trotskista, aunque las ocupaciones de tierras eran aceptables para las tácticas comunistas ortodoxas y tuvieron lugar en otras partes sin influencia trotskista o del MIR. La formación de unidades armadas (trátese de guerrillas o grupos de autodefensa) se debió casi con seguridad a la iniciativa de Blanco. Su importancia en La Convención no fue mucha, aunque «los rebeldes» eran objeto de crecida admiración, y dieron a los revolucionarios de otras partes del Perú buena publicidad romántica. En la medida en que cabe juzgar de ello, se limitaron fundamentalmente a operaciones defensivas, algún sabotaje e intentos de rescatar a los prisioneros, pero no es imposible que una o dos acciones fuesen ataques contra la policía, las comisarías y otros objetivos semejantes. De todas formas, esto es lo que creían las gentes locales. La detención de Blanco no produjo reacción local inmediata. Puede ser que la represión gubernamental sistemática hubiese llegado a crear un verdadero movimiento de guerrilla, pero el gobierno (especialmente después de la accesión al poder de la junta militar a mediados de 1962) se abstuvo de ello. En diciembre de 1962 la población local creía que los soldados enviados a La Convención (y nunca fueron más de unos doscientos) tenían órdenes de «mirar y callar». Parece claro que el gobierno había decidido que era inevitable algún tipo de reforma agraria en la zona y esperaba tranquilizar la población con concesiones unidas a una demostración de fuerza cuidadosamente calculada para mantener el orden público. De hecho, habida cuenta de la intensidad del descontento, de la naturaleza
del área y de los soldados y policías peruanos, las bajas que hubo en los valles fueron sorprendentes por lo reducidas: hubo muchos más muertos en las partes más elevadas de la región de Cuzco y en la capital misma, donde el descontento tenía un carácter algo distinto.
El movimiento llegó a su punto culminante en los últimos meses de 1962. En efecto, después de la ocupación general de tierras de La Convención, la victoria de los campesinos fue tácitamente aceptada por las autoridades, que ahora se concentraron en la persecución de los grupos armados de Blanco (que no gozaban en absoluto del apoyo general del movimiento organizado'), y en evitar que el movimiento campesino ganase terreno en el resto de la región, mucho más densamente poblado y en una situación harto más explosiva. Parece que hacia finales de 1962 el movimiento daba la impresión de que escaparía al control gubernamental, y en diciembre y enero hubo arrestos sistemáticos de líderes y militantes nacionales y locales (incluidos ochenta jefes de los 96 sindicatos de los valles), así como proclamaciones de estado de sitio, etc. Sin embargo, la promesa de una reforma agraria quedaba hecha y el general Osear Arteta, hablando en nombre del gobierno, sugirió específicamente que incluiría las fincas de Huadquiña, Echarate, Paltaybamba, Maranura y Chaullay, llegando incluso a insinuar dudas acerca de la legitimidad de los derechos de propiedad de sus dueños. Los hacendados locales consideraban desde luego la batalla perdida. Romainville anunció su cambio de táctica pidiendo al gobierno que le expropiase, es decir, que le pagase compensación por las tierras que ya tenía perdidas sin ella. El ministro de Agricultura recibió a los representantes de 45 sindicatos en Quillabamba, y el 5 de abril se proclamó el plan de expropiar 23 fincas en La Convención en beneficio de 14.000 campesinos.
Existe una diferencia natural entre un movimiento campesino antes de su victoria más importante y después de ella, por más que en la tensa atmósfera que sigue a la contienda —aunque antes de finalizar formalmente la guerra— esto no es siempre claro en el campo de batalla. La Convención siguió fermentando, pero los objetivos de la agitación ya no eran tanto las fincas como las prisas por que se cumpliese la reforma prometida, las modalidades de su aplicación, y especialmente la liberación de varios líderes y militantes detenidos, incluido (después de su arresto) Blanco. El gobierno sentía alguna simpatía por los dos primeros objetivos, porque se hallaba en la situación no del todo extraña para los gobiernos latinoamericanos que desean ganarse el apoyo popular mediante reformas ambiciosas, pero se encuentran con que la resistencia atrincherada de los intereses locales y nacionales les obligan a posponerlas y aguarlas. (El presidente Belaúnde se hallaba, desde luego, en minoría en el Congreso, frente a una oposición unida de APRA y de Odria. Los primeros 400 campesinos recibieron la tierra en julio de 1963: eran 1.545 hectáreas de la hacienda «El Potrero» de Luis González Willys —ni la finca ni el propietario habían descollado especialmente en grandes agitaciones—, y la crítica que inmediatamente —y acaso justificadamente— surgió fue la de que los campesinos no sindicados recibían un trato de prioridad en la distribución de la tierra. A finales de 1963 no se había hecho mucho más.
Por otra parte, el gobierno carecía desde luego de la intención de soltar a los líderes y militantes detenidos con anterioridad a lo que les correspondía —en esto su táctica difería de la política muy generosa de 1962—, la combinación del descontento económico y politice llevó a una huelga general en pro de la liberación de los presos de Cuzco y La Convención en diciembre de 1963 así como a disputas campesinas acerca de la hacienda expropiada «El Potrero». Sin embargo, el problema había dejado de ser exclusivo de La Convención. Fue desde entonces un problema nacional que siguió teniendo repercusiones en esa provincia militante.

III
Acaso no sea del todo inútil concluir con unas notas acerca del movimiento campesino de La Convención en su época de apogeo, y acerca de su más amplio significado.
En el momento culminante, según vimos, había unos 100 sindicatos de dimensiones muy variables. Todos ellos debían tener, por lo menos teóricamente, una junta directiva de unos 14 o 15 miembros y aunque a menudo se dejaba lugar para representación de las mujeres, la mayoría de ellas participaban en la actividad colectiva por mediación de sus maridos. Los miembros de los sindicatos fijaban ellos mismos las cuotas que habían de pagar, si es que cuotas había, ya que la pobreza hacía impracticable la cuota obligatoria. Se reunían cada quince días o cada mes, levantando el acta los que sabían escribir, hombres jóvenes en general, y cada uno de los sindicatos mandaba delegados regulares a una Asamblea de Delegados, los sábados por la noche, en Quillabamba. Reuniones masivas de hasta 20.000 personas tenían a veces lugar en la capital, cifra ésta muy notable si se tiene en cuenta el estado de las comunicaciones. En Chaupimayo, y quizás en otras partes también, el sindicato empezó por levantar una escuela para 80 alumnos de diversos pueblos, pagando al maestro (la suma de 900 soles), y tenía planeado traer la electricidad, financiándola con una contribución de 1.000 soles que pagaría cada una de las 200 familias de arrendires. También tenían planeado construir una carretera y poner en funcionamiento una cooperativa. No cabe duda de que el objeto de los sindicatos no terminaba en la mejora económica, prolongándose a la instrucción y la modernización. Está bastante claro que hubo un incremento de conciencia política, aunque puede que el campesino no se percatase del todo de qué se trataba con exactitud. Parece que algunos de ellos pensaban que Fidel Castro era un hombre que luchó contra los gamonales en otra provincia del Perú, y otros nunca habían oído hablar de él. Su sentimiento predominante era sin lugar a duda el odio hacia los hacendados y el empeño de no volver a someterse a sus torturas.
El debate de Hugo Blanco, acerca del papel del castrismo, etc., ha oscurecido la naturaleza del movimiento campesino. Para el campesino ordinario de La Convención, el problema de si la táctica de los sindicatos era revolucionaria o no lo era tenía poca importancia. Su revolución consistía en expulsar a los hacendados y en ocupar el campo, y esto lo lograron, por más que la presencia de soldados y policías y las amenazas de los ricos eran otros tantos avisos de lo precario de su victoria. Lo acontecido en el resto de Latinoamérica, en Lima, o aun en Cuzco, tenía una importancia inmediata muy inferior. En algunos casos (como en el del Chaupimayo de Blanco) tenemos pruebas de exaltación revolucionaria: no en vano se abolió la bebida,61 y se tenían asambleas diarias. Hablé con, por lo menos, un militante «evangélico», que explicaba la rebelión social en términos bíblicos («Cristo estaba con los campesinos, como puede verse cuando se leen las Escrituras») y aseguraba que había «muchos» como él. Fuera de estos casos —y sólo puedo hablar fundándome en una impresión parcial y acaso equivocada— el ambiente, en diciembre de 1962, parece haber sido más un ambiente de excitación que de exaltación.
¿Qué papel jugó la violencia en esta situación? Hubo poca, muy poca, si tenemos en cuenta lo que cabía esperar. Las ocupaciones de las haciendas eran ademanes simbólicos, seguidas en general del pronto abandono de las mismas. Y el mero hecho de que la matanza de dos o tres cabezas de ganado en Huadquiña llamase tanto la atención, es prueba adicional de la escasa destrucción que hubo. Se dijo que fue muerto un hacendado —antes de iniciarse el gran período de las ocupaciones de tierras —, hubo uno o dos casos de venganza, pero nada
de ataques generalizados contra terratenientes, gamonales o policías, ni aun al calor de la victoria.63 De hecho, si se tiene en cuenta lo ajenas al orden y a la justicia que eran las condiciones imperantes en estas regiones fronterizas, y si se recuerda la miserable condición de los campesinos, no menos que chocante resulta la ausencia de violencia.
Por último, ¿cuál es el significado del movimiento de La Convención? Es profundamente distinto dé los movimientos campesinos de las sierras de Cuzco o de otras partes de Perú. En el caso de éstos, se trataba comúnmente de movimientos de las comunidades indias que ocupaban las que consideraban tierras de común, y se hacían con derechos que pensaban suyos, y robados (las más veces se remitían a tiempos que ellos mismos recordaban) por señores feudales; tierras y derechos que el incremento de la población india y el deterioro de la: tierras de común hacían ca,da vez más esenciales para ellos Eran también protestas contra las exacciones feudales normales (como en Sicuani, donde el tema del litigio era el precio de la molienda). Tratábase al cabo de la afirmación de derechos humanos elementales, llevada a cabo por hombres que hasta entonces se habían considerado de todo desprovisto de derechos. (Resulta interesante observar que una de las primeras medidas del sindicato de 1a comunidad de Syu Mayu consistió en apalear a unos cuantos cuatreros conocidos que tenían la costumbre de robarles, y en recobrar 20 llamas, «tomándose», decían «la justicia por su mano El movimiento de La Convención era esencialmente c o m o vimos, un movimiento de nueva región fronteriza, rápidamente convertida, por colonos campesinos individualistas y con afán comercial en una economía de cultivos exclusivamente dedicados a la venta para la exportación pero donde los campesinos aludidos se encontraron uncidos a la rémora de una sobrestructura parasitaria de latifundios que les dejaba sin lo que ellos consideraban los frutos de su trabajo.
Hay otras regiones parecidas en las fronteras de la cuenca del Amazonas, en. Perú y en otros países, pero hoy por hoy sólo representan una ínfima minoría de la población rural de América del Sur, y por esta razón no puede decirse que sus Problemas sean típicos. Sin embargo, tienen interés por dos razones. Primero, porque patentizan el potencial político de las secciones no tradicionales, modemizadoras) del campesinado, incluida también la población campesina india de los Andes Y luego, porque muestran de modo palmario la relativa falta de iniciativa de las capas más _pobres y oprimidas los jornaleros sin tierras o minifundistas —cosa que también se ve en otras partes—. El que un movimiento así halle su expresión en una organización comunista es cosa debida, en este caso, a factores locales. Sin embargo, no es casual que haya demostrado ser receptivo al comunismo —como otros movimientos fronterizos similares en otras partes—. En sociedades como las latinoamericanas, el campesino carece de derechos, está oprimido y recibe de un modo permanente un trato infrahumano, por lo que todo movimiento que llega y le dice que es un ser humano y tiene derechos, ha de ejercer algún atractivo. El comunismo es un movimiento de esta clase, y en general el único que lo hace. Y de hecho los campesinos que han oído hablar de los comunistas alguna vez, cuando se les pregunta quiénes son, contestan que «hombres que reclaman sus derechos».
La ubicación geográfica de La Convención —unida por unas horas de tren a una zona importante y explosiva del Perú, y corazón del viejo Imperio inca a la vez que centro de la población india andina— ha contribuido desde luego a dar a sus movimientos mucha más resonancia de la corriente en agitaciones remotas en la frontera del Amazonas. Ha sido objeto de no poca divulgación, aunque de escaso estudio. Contribuyó, a no dudarlo, a la explosión de descontento campesino, obrero y estudiantil de Perú a fines de 1962. Pero hasta hoy, sus problemas son locales, y sólo indirectamente ayudan a comprender las otras agitaciones campesinas más típicas del continente sudamericano.


Eric Hobsbawm (un error administrativo alteró su apellido Obstbaum1 ) nació en 1917 en Alejandría, Egipto, y creció en Viena y Berlín. Sus padres fueron Leopold Percy Hobsbaum y Nelly Grün, ambos judíos. Aunque vivieron en países de habla alemana, sus padres continuaron hablándoles a él y a su hermana Nancy en inglés. Su padre murió en 1929 y posteriormente lo hizo su madre, por lo cual él y Nancy fueron adoptados por su tía materna Gretl Grün y por su tío paterno Sydney Hobsbaum, los que acabarían casándose y dando a luz a un hijo llamado Peter Hobsbaum. En 1933, la familia se traslada a vivir a Londres. Fue educado en el Prinz-Heinrich-Gymnasium en Berlín, en el St Marylebone Grammar School (ahora desparecido) y en el King's College, Cambridge, donde se doctoró en la Fabian Society. Formó parte de una sociedad secreta de la élite intelectual llamada los Apóstoles de Cambridge. Durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió en el cuerpo de Ingenieros y el Royal Army Educational Corps. Casado en dos ocasiones, primero con Muriel Seaman en 1943 (se divorció en 1951) y luego con Marlene Schwarz. Con esta última tuvo dos hijos, Julia Hobsbawm y Andy Hobsbawm, y un hijo llamado Joshua de una relación anterior. En 1947, obtuvo una plaza de lector de Historia en el Birkbeck College, de la Universidad de Londres. Fue profesor visitante en Stanford en los años 60. En 1978 entró a formar parte de la Academia Británica. Se retiró en 1982, pero continuó como profesor visitante, durante algunos meses al año, en The New School for Social Research en Manhattan hasta 1997. Actualmente es profesor emérito del departamento de ciencias políticas de The New School for Social Research's. Habla inglés, alemán, francés, castellano e italiano y lee holandés, portugués, aragonés y catalán.