sábado, 27 de febrero de 2010

Sebastián Piñera y el cinismo ante la muerte de un disidente cubano.

No se puede menos que condenar y apenarse ante la muerte de Orlando Zapata Tamaño, disidente cubano que murió después de 85 días de huelga de hambre, pero también es imposible quedarse callado frente al cinismo y uso político de la situación que esta haciendo el futuro presidente de Chile, Sebastián Piñera.

La derecha chilena tiene las manos manchadas de sangre.

Los mismos que hoy están condenando la muerte de Orlando Zapata, celebraron con champaña el asesinato de miles de chilenos el 11 de septiembre de 1973 y los días posteriores a esta fatídica fecha, esto también incluye a la mayoría de los integrantes de la Democracia Cristiana chilena, que cuando han estado en el gobierno presidentes DC, ni siquiera han querido recibir a las organizaciones de familiares de las víctimas de los atropellos a DD.HH. en Chile.

La derecha y la Concertación tampoco han condenado hasta ahora, las torturas y asesinatos que se han cometido en la base militar de Guantánamo que Estados Unidos tiene en la misma isla de Cuba y de paso además violando la soberanía de la Isla.

La Concertación y la derecha han celebrado el asesinato de mapuche en Chile.

Más recientemente estos mismos personajes han celebrado el asesinato de activistas del movimiento mapuche y protegido a los asesinos de nuestros hermanos y lo que es peor el propio Piñera ha prometido llevar a cabo la “segunda pacificación de la Araucanía”. Quien no sabe que la “pacificación de la Araucanía” no es más que una criminal carnicería, llevada a cabo por el Ejército chileno contra miles de mapuche indefensos que finalmente fueron exterminados cobardemente.

La derecha Latinoamérica y los atropellos a los derechos humanos.

Estos mismos personajes son además los que defienden y apoyan gobiernos como el de Alvaro Uribe en Colombia, país donde prácticamente se asesina a un dirigente sindical cada día, junto con los atropellos constantes de los derechos humanos más elementales de sus ciudadanos. También se callaron y no condenaron al gobierno de Alan García cuando este masacro a cientos de indígenas amazónicos el año recién pasado.

La lista es mucho más larga, México daría para escribir varios libros con las violaciones a los derechos humanos o el caso de Honduras donde el cinismo ha sido generalizado y hoy ya se está hablando de “normalidad democrática”, a pesar de todas las aberraciones anti-democráticas cometidas por la derecha hondureña.

Resumiendo lo que queda claro es que no se puede tener ninguna confianza en las condenas a las violaciones a los derechos humanos, que hacen los mismos criminales, que nunca los han respetado.

Celso Calfullan.
Socialismo Revolucionario.

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